Los ingleses son raritos, por decirlo de una forma suave. Deben de ser, junto con los japoneses, lo más parecido a una raza extraterrestre que tenemos por aquí cerca. Tienen su mundo propio, sus costumbres, sus estructuras distintas, y hasta cuando el paso de las décadas ha hecho que esas estructuras cambien o se desmoronen directamente, lo han hecho a su bola y a su aire, sin perder nunca ese toque peculiar de flema y olor a repollo.
Una de las mejores series de televisión de la historia de las series de televisión fue esta Upstairs downstairs que ahora nos llega en una deficiente edición en DVD y que no sólo resiste el paso de las décadas (los primeros episodios son de 1971), sino que se engrandece a medida que pasa el tiempo. No sé si están ustedes familiarizados con la historia, el ir y venir de las dos primeras décadas del siglo veinte a través de la familia de un lord tory (o sea, conservador-aunque-algo-menos) y el personal que tiene a su servicio. El título de la serie se refiere, naturalmente, a que los criados tienen su sitio en la casa en la zona inferior (en el entresuelo), mientras que los acomodados aristócratas viven en la parte de arriba.
Es una serie rodada casi íntegramente en interiores, con tres o cuatro espacios marcados y unos guiones soberbios que desde el primer momento definen a los personajes y su entorno. Escucharla en inglés, como estoy haciendo ahora por primera vez, es una gozada, en tanto ningún doblaje puede indicarnos, nada más aparecer los personajes, si son escoceses como el señor Hudson o irlandeses de baja estofa como la desdichada Emily, si son cockneys como Sarah o poetas afectados o capitanes suecos que hacen trampas a las cartas. Durante cinco temporadas, Arriba y abajo puso patas arriba el concepto de lo que era un melodrama televisivo, porque nunca recurrió a estridencias tipo serial norteamericano y sí fue capaz, con gran respeto y certeza, de mostrar al público inglés un reflejo de dónde venían y las causas por las que entonces eran como eran. Hay grandes pasiones y grandes entregas, momentos de intenso sacrificio y también errores que luego cuestan: ninguno de los personajes (y son muchos) es un héroe y ninguno es un villano: a todos les pasa por encima el tiempo y la vida.
La serie retrata la sociedad edwardiana hasta el crack de 1929, los contrasentidos de una época en cambio perpetuo, la Primera Guerra Mundial, el hundimiento del Titanic, la relajación de las costumbres, el sufragismo, el fabianismo, los poetas y la homosexualidad, la represión, la rebeldía contra un sistema que parecía inamovible. Ni los estirados aristócratas son unos papanatas reaccionarios ni los no menos estirados lacayos son unos revolucionarios, antes al contrario: la servidumbre se ufana de su trabajo, comprende su lugar en esa escala social, en ocasiones son más conservadores y más reaccionarios que sus amos, y lo más curioso del caso es que, por mucho que nos extrañe esa actitud de Hudson y la mayoría de los miembros del servicio, llegamos a comprender sus motivaciones y a situarnos en esa época, quizá porque de un pasado parecido venimos todos.
En España se han editado las dos primeras temporadas en un pack, los mismos dividíes que, creo, se comercializan en kioscos. La edición es trilingüe: castellano, catalán e inglés, con subtítulos en inglés y en castellano. No es nada del otro jueves como edición: el formato video ha demostrado que, sí, era más barato de rodar pero no ha aguantado demasiado bien el paso del tiempo y en ocasiones se notas degradados en la coloración y la nitidez de la imagen se enturbia un tanto. Lo peor, que a veces los subtítulos (al menos los subtítulos en inglés, que son los que yo sigo), están descoordinados con lo que dicen los actores (en inglés también, por supuesto), y hay un par de episodios (de la primera temporada, que es la que acabo de terminar de ver) donde tampoco hay sincronía de voz e imagen.
Al igual que sucediera en su emisión en Estados Unidos y en su primera publicación en forma de DVD en Inglaterra, esta edición se salta cinco episodios (del 2 al 6), ya que la primera docena fueron rodados en blanco y negro debido a una huelga y sólo se volvió a rodar en color el primero. En Inglaterra existe una edición especial de esos episodios en blanco y negro, y se anuncia para septiembre una nueva edición completa de la primera temporada que los incluye todo y que, espero, haya hecho un limpiado de imagen. No sé si la empresa española tiene pensado publicar las cinco temporadas completas, lo cual es una lástima porque la primera parte de la tercera temporada (que es la que me siento tentado a pedir en cuanto termine de ver la segunda) parece que está agotada en su país de origen.
Una gran serie, ya les digo. Junto con Yo, Claudio, quizá lo mejorcito que se ha producido nunca en el país que mejores series dramáticas de televisión ha filmado jamás, el producto de un tiempo en que en la tele se podían hacer obras de arte.
Son raritos los ingleses, en esta serie se nota perfectamene. Quizá por eso los admiramos tanto y a veces incluso los envidiamos y los queremos.
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