2005-07-20

546. MIRANDO AL MAR

MIRANDO AL MAR

Lo dijo una de las grandes pensadoras de nuestro tiempo: “La vida es una caja de bombones; nunca se sabe lo que te vas a encontrar”. Es dudoso que, desde su dulce hogar en Alabama, la mamá de Forrest Gump conociera la playa Victoria, pero con nuestra playa principal sucede lo mismo que con los bombones de la señora. No hay dos días en que la playa esté igual, y si me apuran, la playa es capaz de cambiar de fisonomía y aspecto varias veces seguidas en un mismo día.

No sé si tiene algo que ver con las banderas que indican, por si no lo saben ustedes (que, a la vista salta, alguno no lo sabe) si la marea está o no apta para el baño, ondeando con sus tres colores de semáforo de toda la vida: verde, amarillo y rojo, pero cada mañana, cuando uno llega a la playa precisamente por su centro más o menos estratégico, a la altura del Hotel Ídem, y tras comprobar qué color avisa de lo que le espera, siempre le sorprende su aspecto, como si se encontrara cada día en un paraje distinto. Unas veces, la marea está llena y agobiante, con el personal hacinado y las sombrillas en asfixiante profusión; otras, está vacía y despejada, con puntitos a lo lejos que andan por la orilla y aspecto de postal victoriana (obviamente). Hay días en que se produce un charquito que crea jorobas en el agua, y se crean extraños efectos ópticos: estás vigilando a los niños y crees que por un momento se han despistado y están en agua tapá y de pronto ves que no, que están a la altura de las rodillas, como si toda la arena bajo sus pies tuviera las irregularidades de las placas de un diplodocus o una serpiente marina.

Hay días en que el viento azota y las sombrillas vuelan dando volteretas. Y hay días en que se sabe que dominan los foráneos en la playa porque las sombrillas se envuelven en sábanas de aspecto cutrón y se convierte todo, feamente, en una jaima de andar por casa. Hay momentos en que el silencio se impone al sonido del mar y el ping-pong-ping de los irresponsables que juegan donde no deben a las palas, de los vendedores que ofertan igual alfombras que papas fritas o pareados musicales en forma de lata de refresco, y todo parece apagarse, y por un momento uno no sabe si está dormido o está despierto y hasta le da la impresión de que puede sentir, siquiera brevemente, la tierra girar muy despacito mientras el sol te tuesta.

Hay horas fantasmas en que uno descubre, de pronto, que sus vecinos de playa han emigrado de manera subrepticia a sus hoteles y a sus casas. Suele coincidir con las dos de la tarde, ese momento misterioso que, no sé por qué, jamás anuncia la niña de los altavoces, curiosamente la hora más importante de todas, la que marca el relevo, cuando la playa deja de convertirse en punto de encuentro familiar para pasar a ser, en su mayor parte, playa juvenil y dominio de tatús, tangas y piercings (los jóvenes, por eso del trasnocheo, se pierden los placeres de la playa por la mañana). Y hay momentos de estupor, también más o menos a esa hora, cuando uno sale del penúltimo baño y descubre que, mientras se tiraba de cabeza o buceaba el tiempo que sabe contener la respiración (unos tres segundos) todo ha cambiado, como si hubieran descorrido un forillo o hubieran variado un decorado, y para volver con tu toalla y tu tumbona te tienes que guiar por los edificios de enfrente, que esos no se mueven, porque tus vecinos, sus sombrillas, sus bikinis y sus castillos de arena han desaparecido como por arte de magia y todo está vacío como una isla del Caribe a la espera del desembarco de una goleta pirata.

Hay una playa melosa que coincide con las horas de la tarde, tras el almuerzo. Y una playa romántica que se llena de olores a café casero y sonidos de bingos. Y una playa aún más tardía de vientos largos que invitan al paseo y el vuelo de cometas.

Hubo una vez una playa nocturna que incitaba al rasgueo de guitarras y a abrazos furtivos y la contemplación de las estrellas. Y una playa que se extiende en la madrugada y se acicala o la preparan para que esté lista al día siguiente, arregladita como para una boda, con huellas de palomas y gaviotas y ronroneo de máquinas capaces de regalar tras sus engranajes la sorpresa y el asombro de cada amanecer, cuando todavía no hay pisadas de bañistas ni clavadas de sombrillas que reclamen un dominio fugaz sobre su arena.

Referencias (TrackBacks)

URL de trackback de esta historia http://crisei.blogalia.com//trackbacks/31773

Comentarios

1
De: Jeremiah Johnson Fecha: 2005-07-20 19:00

esa misma playa nocturna que sirve de pista para que perros enormes sin bozal y sin correa se tiren encima de los picnics que suelo hacer.

Esta noche me llevo el veneno >:(



2
De: Soraya Fecha: 2005-07-20 19:13

Disculpa el off-topic, Rafa, pero tego problemilla spara contactar con los responsables del Artifex. Cual es su mail? :( Gracias.

Soy la unica que cree que la frase d ela caja de bombones es realmente una mierda de frase?



3
De: RM Fecha: 2005-07-20 19:31

Entra en los foros de http://www.bibliopolis.org y pregunta allí. No debo colgar un mail ajeno aquí delante de todo el mundo :)



4
De: Jesús Cuadrado Fecha: 2005-07-20 19:59

Hasta puede que le resulte pesado...

... pero es un gran texto, profe.
--



5
De: RM Fecha: 2005-07-20 20:13

Muchas gracias, don Jesús. Lo primero que uno aprende es a apreciar el grado evaluador de quien lo evalúa :)



6
De: Dr. Xabaras Fecha: 2005-07-20 23:31

No comentarás la peli de los 4F, Rafa? Me muero de ganas por conocer tu opinión.



7
De: Ojo de Halcón Fecha: 2005-07-20 23:55

Qué bonita es la playa de Cadi!!



8
De: RM Fecha: 2005-07-21 00:12

sorry, no pienso ver la "peli" de los 4F.



9
De: Alfay Fecha: 2005-07-21 02:05

Pues advierto que la peli no está del todo mal. Los personajes están bastante bien configurados y aunque haya alguna cosa que chirrie un poco, se deja ver con total fluidez.



10
De: Alfred Fecha: 2005-07-21 02:36

Sí que es verdad eso que dice usted de las irregularidades de la arena, bajo el agua. Y no sé si será cosa del relleno del pasado año, pero tan pronto está uno ahogándose como andando tranquilamente, con el agua por la cintura.

Hoy mismo, sin ir más lejos, andaba yo bañándome, bastante lejos de la orilla, cuando de repente parecía que anduviera aun entrando en el agua, tan bajo era su nivel.

Lo que sí me parece una verdadera lástima, y un atropello, por cierto, es que con estas playas tan maravillosas que aquí tenemos todavía haya quien no las valore, ni las cuide, ni las respete, y las siga sembrando de colillas, de plásticos, de bolsas, de latas, y de lo que toque. Si el difunto Quiñones levantara la cabeza...Así se les caigan las manos a los mamarrachos esos.

Y yo me incluyo entre quienes solo visitan la playa por la tarde, no ya solo por el trasnocheo, sino también por el sol, que entre las 11:00 y las 16:00 tiene más peligro, el amigo Lorenzo, que una piraña en un bidé.

Un saludo.



11
De: Alfred Fecha: 2005-07-21 02:41

P.D.: Alfay, ande, ya que coincidimos por aquí, y que la otra vez andaba yo todavía de exámenes, y sin tiempo para el asunto, a ver si me manda un mail, a mi dirección de siempre, la de la mansión y tal, con la suya nueva, para entrar otra vez en contacto, que aunque recibí en su día un mail de usted comunicándome el cambio, aquello no me quedó muy claro, si me estaba invitando a instalar otro sistema distinto al MSN o qué, y no le hice mucho caso. Bueno, pues eso, que a ver si hablamos, buen hombre.



12
De: INX Fecha: 2005-07-21 08:00

¡Qué suerte tienen algunos! Sobre todo los que pueden disfrutar la playa tempranito...me encanta la primera hora de playa, cuando el sol aún no quema, pero calienta; el agua está increíble, y no hay casi nadie...
Aunque no pueda disfrutarla yo, al menos tengo tus relatos para consolarme ;)



13
De: Javi Gala Fecha: 2005-07-21 09:11

¿Se ta caído el chiringuito por un casual? Por que llevo dos días sin poder entrar...

Ahhh, esas noches de rasgueo de guitarra en la playita, luna llena y abrazos (y no abrazos) furtivos... Lo único que echo de menos de mi reciente adolescencia...



14
De: Jesús Cuadrado Fecha: 2005-07-21 11:59

Que se lo digo acá, aunque no sea el sitio, profe.

Y en la dignidad de la cultura andaluza:

le paso mi tristeza por la muerte de Ccocolate.
--



15
De: RM Fecha: 2005-07-21 12:08

El flamenco se va muriendo, don Jesús. Ahora nos queda "el flamenquito" :(



16
De: Jesús Cuadrado Fecha: 2005-07-21 19:32

Así es.
---



17
De: Vicente73 Fecha: 2005-07-23 22:25

JOder, vaya texto.