Lo había dicho ya por aquí, el año pasado mismamente: si el demonio de Tasmania fuera asturiano, o si el trasnu fuera tasmano, se llamaría Chus Parrado y llevaría un programa dedicado al cine en la televisión gijonesa, y dirigiría un festival de cine de ése que ya no existe o se camufla ahora de infografías adecuadamente llamado "Peor imposible". Un caso. Lo que en Cádiz decimos que es todo un personaje (algo nuestro debió pegársele, imagino, porque hizo la mili por aquí, y hasta estuvo --obviamente-- arrestado en La Carraca). Debe tener pilas de litio, o proceder de Krypton, porque no para el tío, y nos arrastra y nos deja hechos puré, pero con la sonrisa en la boca y los estómagos saciados. Si uno tiene dudas sobre qué actor aparecía brevemente en una película olvidada o apenas recordada de la infancia, allá está Chus, enciclopédico, capaz de citarte el nombre y la razón social del personaje, más el apellido del director, y las otras películas que hizo, y hasta su apellido verdadero y quién fue su novio o su novia o qué le pasó cuando rodaba en Almería una de forzudos romanos o un peplum o un spaghetti western o una de espías imitando a Bond.
Todo, sin perder las ganas de jarana (aunque sale muy serio en pantalla, cierto es), y con un habla especial que identifica a los actores por detalles incomprensibles. Premio para quien sea capaz de identificar a Raulito, la Chorina, Antón, el Rugerón, la Mura, la Burra, la Jacinta o la Pluma, aunque al menos alguno es fácil de identificar: la Heston, "el actor que mejor se subía a los jeeps", y eso que en su caso (el de la Heston) parece que no puede decirse aquello de "ahí hay algo turrrrrbio".
En fin, que no sé si por sus secuestros consentidos hacia nuestras personas (o sea, a mí mismo, Juanmi Aguilera, Javi Negrete y Angel Torres) esta Semana Negra nos ha dejado agotadísimos, y el bueno de Juanmi hasta fiebre tenía anoche, el pobre, cuando lo dejamos solito en el hotel.
Ya le dijimos a Chus que, si se soltara el pelo (bueno, ejem, eso del pelo es una forma de hablar) en pantalla tal como se lo suelta con nosotros, si se le diera un programa en las teles nacionales dedicado a ese cine que tan bien conoce y que tan divertido resulta, aunque fuera en horarios de madrugada, el tío arrasaría y se convertiría en ídolo mediático.
Así que lo dicho, Chus, a intentarlo, que te esperan legiones de seguidores y de amigos. ¡Fuego al cañón!
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