OBI-WANAnda el personal, con perdón, que no caga. La noticia, que se barruntaba desde hace meses, se hizo oficial hace un par de días, aunque ya se reventó la primicia (y hasta se dio por válida una decisión final que todavía no es tal): Norma deja de editar en España los tebeos de DC Comics. Ya saben: Supermán, Batman y demás, esos personajes sin los que, al parecer, no podíamos vivir. Está todo el mundo que da saltos de alegría.

Que se sepa, los tebeos DC tienen ahora dos novios: Planeta de Agostini, que perdió a principios de año los derechos de publicación de Marvel Comics, y Panini, que son quienes se quedaron con esos derechos. Panini, por cierto, publica Marvel y DC en prácticamente todos los países donde tiene mano, que son muchos.

Está el personal, ya les digo, que se sale de la camisa. ¡Por fin se va a publicar en España el universo DC! ¡Aleluya! ¡Dios existe!

Será que me hago viejo y cascarrabias (que seguro), o que los tebeos DC, aparte de media docena de títulos puntuales, tampoco es que me sulivellen como si fuera uno de los de Palacagüina. O será que, como me sé ya de memoria las historias, no me sorprende prácticamente nada de lo que se haga con los superhéroes, con los que llevo conviviendo, disfrutando, sufriendo y resistiendo más de treinta años. Pero no creo, de verdad, que sean la panacea universal, aparte de un par de títulos, ni creo que se diferencien tanto de lo que se está haciendo en su competencia inmediata... que personalmente me parece que tampoco da pie con bola desde hace quince años (incluyendo en el lote, por supuesto, mi fugaz paso por allí, mea culpa, mea culpa).

Sí, lo admitimos, vale: Norma publica muy caro. O, dicho de otra forma, una verdad como un templo: DC le venía muy pequeño. Editar seis comic-books como si fueran, qué sé yo, un incunable o una primera edición de las rimas de Bécquer, pues como que no, oigan. Mucho arreo para tan poco burro. Eso, cuando publicaba bien. Intentar esculcar y elegir entre la morralla, seleccionando títulos, ha sido un batiburrillo de colecciones, de historias que sí pero que no, de no saber ponerle el cascabel al gato. Porque, claro, los fans irredentos lo quieren todo, y no les valen medias tintas. Y no les expliques que una serie se corta porque, jolines, no se vende porque no le interesa más que a cuatro lectores.

Lo que más gracia me hace de todo este asunto es que los seguidores DC piden una y otra vez los mismos títulos. No sólo que publiquen, qué sé yo, Hellblazer o 100 Bullets o las series mensuales de los Titans o la JLA, no. Ellos también quieren que se reedite Dark Knight, Watchmen, Swamp Thing... o sea, los mismos títulos que publicó Zinco hace veinte años. Y Bid hace diez. Y la misma Norma hace dos o tres. Cuando la propia Norma ha anunciado que completa de una tacada todo lo que les faltaba por reeditar de Sandman, hay quien ha dicho que vale, que esperará un año porque seguro que quien venga luego lo sacará después más baratos. Increíble. Parece que la gente no se da cuenta de que editar (y sobre todo editar tebeos) en este país no es necesariamente un ejercicio de nostalgia ni de tirar dinero y papel al río. Porque vamos a ver, angelitos míos, si ya tenéis siete ediciones de esos tebeos, ¿qué falta os hace que la publiquen de nuevo? ¿Un decreto-ley que obligue a todo el mundo a leerlos y a tenerlos en casa como oro en paño? Pesaditos llegáis a ser, oye.

Por otro lado, hay quien sueña ya con que Planeta se haga con los derechos, como parece que así va a ser, para que nos publique de una vez una Biblioteca Clásicos DC donde podamos apreciar lo maravillosos que eran los tebeos DC de los años... ¿cuarenta? ¿cincuenta? ¿sesenta? ¿setenta? ¿pre-primera Crisis? ¿post-Crisis? ¿post-segunda Crisis-por-venir? Ya no se acuerdan lo mucho que hemos rajado todos de las bibliotecas Marvel, con su tamañito de bolsillo, su edición en blanco y negro, sus páginas escaneadas o con moaré (que les juro que sigo sin saber qué es), y con ese texto abigarrado que no hay quien lea, porque el tiempo no perdona y hay que estar muy predispuesto para aceptar las cosas que aceptaban los niños que leían tebeos de Iron Man, Thor, o La Masa (o cualquier otro título que ustedes quieran) allá por 1966. Y, además, se olvida que DC no es Marvel, y que sin duda no les va a interesar quemar su fondo editorial de esta manera, cuando les está funcionando bastante bien allá en los USA los tomos recopilatorios tamaño Archives, que miman y restauran y venden carísimo (con unos colores que a veces matan, eso sí).

En fin, que la nostalgia sigue siendo un error, sobre todo mal entendida. Que sí, que vale, que muy bonito. Que todos corriendo a comprar tebeos DC y tebeos Marvel baratitos. Otros veinte años. Pero luego no lloremos cuando nadie nos publique aquí, no sé, otros tebeos que son más recientes (por desgracia, no puedo decir "tebeos de aquí"), que nos pueden hablar más de cerca y que, sobre todo, pueden crear afición entre las generaciones más jóvenes.

Y, sí, lo aclaro: yo sigo queriendo que se publiquen clásicos de prensa. Por la sencilla razón de que son mejores tebeos, para empezar. Y porque cualquier título Marvel o DC se puede encontrar sin problemas en inglés (pidiendo directamente a los USA, que sale más barato), o en francés, o en italiano. Pero los clásicos, ay, se están perdiendo y son capitales, y no los puedo encontrar en ningún idioma que yo conozca o del que no tenga ni idea.

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Comentarios

1
De: jesus leonardo astier Fecha: 2007-11-10 02:54

es una bonita historia que me gus to muchu