No necesita Alejandro Martínez Viturtia que nadie le de consejitos a la hora de publicar tebeos: en su trayectoria profesional ha demostrado con creces no sólo que sabe lo que se hace sino que, además, es un hombre con suerte y buen ojo comercial. Su revival de los tebeos Marvel de los años sesenta y setenta (eso que en este artículo no quiero tildar de "clásicos", aunque en su esfera y a su modo bien lo sean) ha sido una revolución editorial en este país, que no sólo ha conseguido revitalizar un poco el alicaído mundo del kiosco (potenciado además por una inteligente simbiosis con los estrenos cinematográficos de moda), sino que ha permitido, sobre todo, que en poco tiempo los lectores puedan acceder a un todo editorial que, de otra manera, habría sido imposible de conseguir (o, vía cómics atrasados de las librerías especializadas americanas, directamente prohibitivo).
Ahora lo intenta, lo saben ustedes, con la recuperación de clásicos más de verdad. O sea, lo que en el mundo de la historieta se conocen como clásicos indiscutibles. Los clásicos de las tiras de prensa norteamericanas. Se ha abierto el fuego con Rip Kirby, y a pesar de algún que otro pero que se pueda poner a la edición (derivado, ya lo hemos dicho aquí, de querer ofrecer sobre todo un producto popular), parece que las perspectivas son buenas y que la recepción de este primer número ha sido abrumadoramente positiva. El próximo título a rescatar, como se viene comentando, es Príncipe Valiente, y me consta que ya se está trabajando en su traducción y en la búsqueda de materiales. Después... después depende de cómo siga reaccionando el público, pero es bueno, es indispensable, que toda una forma de entender tebeos esté en la calle... para que por fin aprendamos a leer tebeos.
Charlaba ayer mismo con Jesús Yugo, y entre los dos, para mayor beneficio de telefónica, nos pusimos a salvar, como otras veces, el mundo de la edición de tebeos en España. La primera pregunta que nos hacíamos, claro, era cómo editar Príncipe Valiente de nuevo. Los dos lo teníamos bastante claro: en formato más grande que el habitual, un formato que permita apreciar la majestuosidad de las viñetas de Hal Foster. Me comentaba Jesús que parece que el formato que se está barajando es el de álbum europeo, y ahí ya empezamos a elucubrar un poco, ambos los dos. ¿Tapa blanda o tapa dura? La edición de Fantagraphics, que es la más reciente, es en tapa blanda y a tamaño algo más grande del que hemos visto siempre (tiene el handicap de los colores, ya lo hemos dicho, esos mismos colores que ya utilizó en su última edición en España Ediciones B, y que quizá no merecería la pena volver a emplear ahora, pero esa es otra). Publicar Valiente a estas alturas debería no solo intentar cubrir un hueco (no demasiado difícil de rellenar en este caso, me parece) sino ofrecer un producto distinto. ¿Formato europeo? Entonces en tapa dura, por supuesto. Pero no el formato europeo de los álbumes de Astérix o Tintín, quizá. Sería más interesante un formato mayor, del estilo de la edición de Ikusager de la obra de Hernández Palacios, o la misma edición (abortada) que Ediciones B hiciera del Tarzán clásico o El Capitán Trueno, o los álbumes de Blake y Mortimer que ahora edita Norma. Al formato algo mayor (y lo preferiríamos aún más grande) y la tapa dura, podría ayudarle que ese tipo de álbumes están siempre en librerías, y pueden solicitarse y reponerse como libros (¿quién no ha regalado un Tintín o un Astérix por un cumpleñaos o una comunión?). Y, siendo tan larga la obra de Valiente, lo ideal, nos parecía sería publicarla por años cerrados.
Ya puestos a elucubrar, y siguiendo la misma edición de Rip Kirby, aprovechamos para saldar cuentas con nuestro pasado de voraces lectores frustrados de tebeos. El formato elegido para esta Biblioteca Clásicos del Cómic permite presentar de una tacada, a base de tres tiras por página, casi dos años por tomo. Ya hablamos en un post anterior de cuál sería la manera ideal de editar Terry y los piratas, un título tan capital y prácticamente inédito en nuestro país. Sin renunciar ni a la comercialidad ni a la calidad, otros títulos que serían no el relevo sino el acompañante ideal de este detective con gafas que ahora empieza una época nueva de la edición de clásicos serían:
Tarzán de Russ Manning, tanto las tiras diarias como las dominicales (en blanco y negro, ni siquiera les hace falta el color). En las 180 páginas de cada ejemplar, se podrían editar prácticamente en diez tomos (cinco y cinco).
Flash Gordon de Dan Barry. Lo mismo. Desde sus inicios en 1950 hasta, al menos el final de los años sesenta, continuando allá donde nos dejó Buru Lan y ordenando por fin el batiburrillo que hiciera Vértice con el título. Prácticamente a dos años por ejemplar, en apenas quince o veinte números tendríamos la mejor edición de este material realizada jamás.
Johnny Hazard de Frank Robbins. Se hizo un intento por parte de Buru Lan, quizá la mejor edición que se haya hecho de este tebeo de tebeos, pese a sus defectos (no comenzar por el principio, el remontaje, las viñetas que se perdieron). La edición de Norma (que sí comenzó por el principio pero no duró nada) apretujaba demasiado las viñetas y no permitía entender la maestría narrativa del dibujante. Quince o veinte números y ya luego se vería si se publican las dominicales, inéditas entre nosotros.
Agente secreto X-9. Me imagino que, de hacerse, habría que empezar por el de Raymond y (supuestamente) Dashiel Hammett, y que el influjo del canto de sirena del dúo Archie Goodwin/Al Williamson (grandísimo dibujante tristemente reconvertido a entintador de superhéroes) sería demasiado grande, pero a mí me gustaría leer de una maldita vez el trabajo de Mel Graff y de Bob Lubbers en este título señero.
Y no seguimos. Esos títulos nos parecieron lo suficientemente atractivos, lo suficientemente modernos e indispensables como para no arriesgarnos con otros títulos más difíciles de introducir en el mercado (el Popeye de Segar; Educando a Papá de George McManus; Alley Oop; cualquier cosa de Roy Crane; o incluso El Hombre Enmascarado... aunque sea desde los años sesenta y la llegada de Sy Barry), y tantos otros personajes. Soñar es divertido, y no cuesta nada.
Me dirán ustedes que estábamos jugando a lo imposible. A lo mejor no. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que ibamos a poder tener una reedición del Tumba de Drácula de Wolfman y Colan, de toooodos los Fantastic Four, del Nick Fury de Steranko, y hasta de Black Panther de Kirby o (santiguémonos) de Nova y Deathlock?
Se ha hecho antes, se ha tenido éxito, y con títulos bastante más (pero muy bastante más) inferiores que estos que, ayer por la tarde, entusiasmados por nuestra brillantez de aprendices de editores, nos atrevimos a rescatar de la pasión de nuestros recuerdos.
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