O el pestiñazo, lo mismo da. Todavía con el turrón y los mazapanes y la cinturita más gruesa, con la casa llena todavía de juguetes-por-destrozar y ya estamos liados en una nueva. El carnaval. Sí, como lo leen ustedes. El carnaval de Cádiz empieza hoy. Prácticamente empezó ayer, con algún ensayo general de las agrupaciones, y esta tarde, en la plaza de San Francisco, comenzará el primero de los actos gastronómico-cantariles que dan el pistoletazo de salida a la fiesta: la pestiñada. Mañana, por partida doble, erizada y ostionada, y a partir del lunes por la noche, el concurso del Falla.
Así no hay quien viva, desde luego. Qué prisas, qué sofocos, qué rapidez en empalmarnos las estaciones de la vida. Salimos, literalmente de Herodes y no caemos en Pilatos porque, antes, tenemos que buscarnos un disfraz y seguir la juerga.
Raro carnaval, por cierto, vamos a tener este año, se lo adelanto a ustedes si no son de por aquí al sur (y así de paso les pongo en antecedentes para el artículo que colgaré el lunes o el martes). La polémica de cada año está ya servida: por obra y gracia de un ente fantasma "El Patronato" (o sea, una de las muchas asociaciones de autores y unos representantes del ayuntamiento más en minoría que el general Custer en Little Big Horn) este año se ha decidido que, ala, Canal Sur no retransmite para la tele ni las semifinales ni la gran final, todo a cuenta de unas pelas sobre la publicidad estática del escenario (más un montón de peticiones de esas que, viniendo de Prince, ya mosquean, imaginen ustedes de unos cuantos pelagatos), con lo cual quien lo va a emitir será una emisora local. Y no contentos con eso, también se les hace boicot a las radios, que han dicho que en esas condiciones no van al Falla. Y el Patronato caricato, ala, les lanza el órdago y les dice que si no aparecen mañana por el teatro, no entran ningún día. Y en eso estamos.
Si les sumamos que el cartel es un horror, que aquí estos chicos populares que nos gobiernan cada vez están con los pelos más liados, como los personajillos de los chistes de Forges, y que parece mentira que no se den cuenta de que hoy no se puede concebir el carnaval sin el apoyo mediático de una tele importante (como nunca se pudo concebir sin la inmediata calidez de la radio), no les extrañe a ustedes que sea cada vez más la gente que, esos días, tire para la sierra a aislarse de una fiesta que, en teoría, se hace desde el pueblo y para ellos.
En fin, lo dicho: que tengan ustedes cuidadín, si vienen esta noche o mañana, con los cristales, las vomitonas, los trozos de pestiños pegajosos por el suelo, los vasitos de plástico, las púas de los erizos, las meadas y todo eso que cuando se llama botellón es malísimo pero que cuando lo organiza alguna peña con el visto bueno del consistorio es cultura popular y recomendable. Yo me voy a escuchar un ratito la antología de Paco Alba, que eso sí que era un señor, que ese sí que estaba (y sigue estando, después de muerto), donde tenía que estar: en la categoría, en la elegancia, en la gracia.
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