Crisei

Ayer fue el día grande de la Hispacón. La locura. Les cuento una vez más mi experiencia, desde un lado de la barrera o de la mesa y como siempre moviéndome de un lado a otro más que el de los pies ligeros a las puertas de Troya, la de las altas murallas.

Empezamos la mañana (hizo sol, por fin), con una ponencia de JuanMa Santiago sobre ciencia ficción y novela negra que me perdí por asistir a la presentación de novedades de Ediciones B que nos hizo Miquel Barceló y, sobre todo, porque me tocaba presentar a Juan Miguel Aguilera y su Rihla, hora y pico de charla con un amiguete del alma delante de un público que nos siguió el rollo y se lo pasó bastante bien mientras desgranábamos cómo se escribe una novela a cuatro manos, en qué se invierte la documentación donde uno se gasta los parneles antes de redactar una novela y cómo el sentido de la maravilla de la ciencia ficción es heredero de los libros de viajes y las crónicas de viajeros de la Edad Media.

Luego, corriendo corriendo, mientras en la sala dos se presentaban novedades una tras otra, el encuentro con los autores gaditanos que hemos presentado un número especial de Artifex Segunda Época, con el patrocinio de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, una edición no venal donde nos damos la mano los escritores de fantástico de toda la vida con los otros buenos y grandes escritores que tiene nuestra ciudad y nuestra provincia y que no son reconocidos como escritores de fantasía... aunque toquen el tema y les guste el género. Pasamos un ratito muy gracioso, y las carcajadas del respetable nos llenaban de orgullo: está bien esto de demostrar que sí, que parece que existe una forma gaditana de entender el humor, los libros y la vida.

El plato fuerte de la mañana, la ponencia de Manuel Barrero sobre tebeos y cienca ficción, un currado y atractivo recorrido por los avances tecnológicos y estéticos a lo largo de casi dos siglos, profusamente ilustrado y documentado, que nos tuvo a todos boquiabierto. Y es que Manuel Barrero es un fiera en esto de la preparación de trabajos de investigación, y es de esperar que convierta esta presentación multi-media en un libro de ensayo un día de estos. Manuel, además, reciente papá, está que no cabe en sí de puro gozo. Enhorabuena.

Por la tarde, mientras algunos dilucidábamos un poco sobre vacío sobre el futuro de las hispacones, Javier Cuevas abarrotaba la otra sala hablando con su labia característica sobre el atractivo del mal en la literatura. La gente que salió de su charla-coloquio no podía ocultar su satisfacción, y el reconocimiento de la genialidad de nuestro intrépido líder asturiano fue unánime. Y es que Javi Cuevas es mucho Javi Cuevas.

Después, mientras Canal Plus y Canal Sur y no sé cuántas cadenas de televisión entrevistaban a los invitados de honor, se presentó la peli FAQ, al mismo tiempo en que unos pocos hablábamos sobre Flash Gordon y lo que significa su nombre y su dualidad en el mundo de la ciencia ficción y los tebeos. Hasta le cantamos cumpleaños feliz, ya que saben ustedes que este año es su septuagésimo aniversario. No, no se preocupen: Flash se conserva tan rubio y tan metrosexual como el primer día.


Luego, la bomba. Llegó Guillermo del Toro a la convención y, jobar, parecía que había llegado Pierce Brosnan. Carreras, grititos, saltos, mucha histeria de fans, los periodistas que se volvían locos, todo el mundo que quería una foto o un autógrafo. Y Guillermo, con esa enorme humanidad que tiene, con esos ojitos azules de niño bueno, casi angelical, sonriente y feliz y tratando a todo el mundo como si lo conociera de toda la vida. Eso se llama tener arte y don de gentes.

Los actos se cerraron con el polaco de Cádiz, Andrzej Sapkowski, quien se metió al personal en el bolsillo, que también tiene tela de mundo y es capaz, aunque no habla el español (imagino que porque no quiere) de decir cosas serias y sesudas y alternarlas con chistes que cuenta en inglés o en polaco, que Jose Faraldo le traduce como puede y que provoca la carcajada en el respetable. Tengo que pedirle dentro de un rato que me cuente el chiste del oso.

Por la noche, la cena de honor, se entregaron, en una brillante proyección en PowerPoint, tipo Oscars, los premios Ignotus y, sobre todo, el Gabriel a la labor de toda una vida a nada menos que Angel Torres Quesada, quien no pudo evitar emocionarse y emocionarnos y que consiguió que los más de ciento cincuenta comensales aplaudieran y se pusieran en pie.

Y mientras nosotros nos desternillábamos en nuestra mesa con Guillermo del Toro y las anécdotas que nos iba contando, el concejal de cultura del Ayuntamientol (la alcaldesa, créanselo ustedes, apareció fugazmente para hacerse la foto con Guillermo y tuvo que irse a otra estancia del palacio de Congresos porque había un congreso de tunas y ella es madrina de una de ellas), el concejal, les decía, también nos hizo reír un rato cuando presentó el acto y la entrega del premio Domingo Santos y se comprometió, delante de todos, a luchar para que en el año 2012 (cuando nuestra ciudad celebrará el segundo centenario de la Constitución de 1812, la Pepa, y se montarán un enorme montón de actos culturales importantísimos), pueda ser sede de una Hispacón que sea a la vez Eurocón. Ojalá se consiga y nosotros que lo veamos.

Terminamos la noche tomándonos una copita y sorteando adolescentes y tardoadolescentes en ese invento atroz que es el botellón. A ver cuántos aparecen ahora por el Palacio de Congresos para la asamblea anual de la Asociación y las últimas mesas redondas y conferencias. Las voces ya no son lo que eran.

Me voy para allá. Luego les cuento.