Siempre me ha caído bien este muchacho, desde que hacía de timador caradura y cinéfilo capaz de ocupar la personalidad de un detective inexistente en aquella divertida Remington Steele. Ya se veía venir, pese al peinado, que tenía carisma y que bien podría luchar para intentar ocupar algún día el imposible hueco dejado por Cary Grant.
Luego lo hemos visto haciendo muchos papeles distintos, sin que el físico le lastre como parece que lastra a otra gente (o quizá es que se sobreentiende ya que por ser guapetón es mal actor y nadie se mete con él por eso): indio con trenzas, casaca roja británico metido a sijh, viudo pobretón, millonario cleptómano y matón irlandés, y hasta sufrió el acoso de Adam Ant y otros ¿fantasmas? en aquella interesante película, Nómadas.
Se pasó media vida esperando que le llegara la edad para ser James Bond, y cuando por fin lo pudo ser, la letra pequeña del contrato lo hizo volver a la casilla de salida y esperar a que Timothy Dalton casi se cargara la franquicia. No desesperó, mientras tanto, y ya hizo un Bond soviético frío y asesino (quizá su mejor visión del personaje), enfrentándose al otro espía británico por excelencia (es decir, Harry Palmer, es decir, Michael Caine), en aquel Cuarto Procotolo.
Debe tener sentido del humor, porque no dudó en parodiarse a sí mismo (y en entregar una versión realista del personaje) en El sastre de Panamá, donde se midió nada menos que con Geoffrey Rush y consiguió salir entero.
Es el James Bond del momento... o no. Parece que ha dejado de serlo. Los productores quieren reinventar el concepto y presentar a un Bond más joven, o algo por el estilo, y por su parte Brosnan dice que prefiere hacer otras cosas. Lo mismo es el típico tira y afloja antes de cada rodaje, pero sería una lástima que Brosnan, que es para mí el mejor Bond de todos, porque de todos toma y recrea un personaje que casi parece nuevo, nos haya entregado tan solo cuatro películas del espía británico.
De ahí el título de este artículo, claro. Un nuevo Bond, a estas alturas, cuando Brosnan todavía puede interpretarlo otros cuatro o cinco años (recordemos a Roger Moore, tan viejito él, y las cabriolas que hacía), es un riesgo innecesario, y reinventar la rueda y rejuvenecer al personaje una patochada. Cómo se nota que Saltzman y Broccoli ya no tiran de los hilos.
Ahora bien, si Brosnan se desliga de la serie oficial, y Tarantino lo convence para hacer Casino Royale...
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