Qué bien. Vuelve uno a casa después de un día no especialmente inspirador de clase (el final de curso, ya se sabe), y se encuentra sobre la mesa tres paquetitos, tres, de libros esperándolo, a saber:
Por un lado, de Bibliópolis, la editorial que dirige con ilusión y acierto Luis G. Prado, la antología de relatos Semillas de tiempo, un librito de bolsillo con una muestra de los autores que va a publicar o está publicando la editorial en estos momentos. Y, sobre todo, y por fin, la recuperación de Sherlock Holmes y la sabiduría de los muertos, de Rodolfo Martínez, ese pastiche holmesiano tan bien hecho que casi es imposible pensar que no haya sido escrito de su puño y letra por el doctor John Watson, una novela divertida, intrigante e indispensable. Para mí, de lo mejorcito que ha escrito Rudy.
Me llega también la antología Fabricantes de sueños, que edita la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (ya saben, la de la sigla impronunciable), y donde viene al menos un relato largo mío (o una novela corta, más bien), La piel que te hice en el aire, o cómo contar la historia de Las Costus y la transición y la movida madrileña y los recuerdos del colegio y una historia de amor y de fantasmas que, según dice algún malévolo, tuvo que leer Almodóvar antes de su última película.
Me llega, sobre todo, directamente de los USA, la última novela de Michael Connelly, The Narrows, un nuevo caso de Harry Bosch, contado también parcialmente en primera persona como su última historia, y donde no sólo se presenta una segunda parte de la novela El poeta, sino donde Harry tendrá que investigar la muerte de un amigo ex-agente del FBI, a quien todos hemos querido y conocido en otros dos libros del mismo autor. He empezado a leerlo hace un rato y no he podido parar hasta llegar a la página ochenta. Y es que Connelly tiene un estilo sencillo que engancha, unos diálogos parcos que, me temo, pierden mucho al traducirse, y unos personajes que parece que han estado con los lectores toda la vida.
Comentarios (37)
Categorías: Literatura