2004-04-26

223. CALOR

Viene y golpea sin aviso previo. No sé si es que nos hemos cargado ya la capa de ozono, si el planeta gira de manera diferente, o si uno va para viejo y la memoria le falla (como le falla en este país a todo el mundo). Pero aquí en el sur las cuatro estaciones del año ya solo son dos: invierno y verano. La primavera apenas tiene tiempo de asomar y decir hola con un aleteo de flores, el otoño apenas cierra un ojo un día y al día siguiente ya es aliento frío, aunque sin pasarse.

Ayer dimos el primer paseo por la playa (con zapatillas de tenis, camisa de manga larga, jerseys al hombro), y ya pude comprobar que la gente tiene mono de agua. Hoy la temperatura ya no invitaba a la clase por la tarde, y tampoco casi a la clase por la mañana. He tenido que quitarme el jersey y llevo todo el día en mangas de camisa, sudando.

El tiempo se ha vuelto loco o es tan impaciente como nosotros. Dicen que el miércoles volverá a llover, pero el refranero este año se equivoca y me temo que poca gente esperará al cuarenta de mayo.

Mientras tanto, hay epidemia de afonía entre varios compañeros, y cada vez cuesta más trabajo avisar a los chavales de que llega el coco del final de curso. Se nota que ya están hechos a que el coco los devore y no les importa.

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