Me va a dar algo. O peor, me va a dar con algo en la cabeza mi mujer. Vale que tenga la casa como la tengo, regada de libros y cómics en desorden que ya ni siquiera está controlado, y haya libros y más libros a medio leer y tebeos y más tebeos sin leer siquiera por todas partes. Pero es que ahora la cosa se complica con los dividíes.
Tengo sobre la repisa, sin abrir siquiera, la tercera temporada The West Wing (no, no estoy dispuesto a ver la serie a la hora y el año que le de la gana a los programadores, nuevos o antiguos de televisión española). En algún otro lugar, la cuarta temporada de Angel. Hace dos días recibí la séptima y última (sniff) de Buffy the Vampire Slayer (para que vean que es verdad que, aunque uno ha visto esas temporadas de manera no exactamente lícita, las compra cuando salen a la venta). Ayer me enviaron la única temporada de Firefly (me sales barato, Joss Whedon). Y hoy me anuncian que me viene de camino la cuarta de Babylon 5 (cuando todavía no he visto siquiera las tres primeras; en DVD, quiero decir, no en la tele y/o en video).
¿Cuántas horas de visionado dividítico suma todo eso? Y no les quiero contar a ustedes las otras pelis que tengo por ahí sin ver (desde La reina Margot a Gangs of New York pasando por un montón de clásicos), porque nunca encuentro el ratito, y porque, cuando lo encuentro, veo alguna serie de la tele de pago (los CSI o La zona muerta, que ayer ofreció un episodio magnífico). O, simplemente, me quedo frito en el sofá, que es lo más parecido a un somnífero con patas y tapizado escarlata que he visto en mi vida.
Y eso que todavía no me he decidido por las dos temporadas que me faltan de Red Dwarf (si no he visto las otras dos), o The Champions (hic est, Los invencibles del Némesis de mi infancia remotísima). Y que me quejo de que no saquen de una maldita vez Hill Street Blues, L.A. Law o las Young Indiana Jones Chronicles o Las aventuras de Brisco County Jr..
Títulos, como ven, extranjeros en su mayoría. Porque muchos no llegarán aquí en la vida. Y otros, cuando lleguen, ya estarán en mis estanterías cogiendo polvo o gastados por el uso.
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