Saben ustedes que la música no forma parte importante de los rellenos con los que ocupo los huecos de mi vida; demasiadas otras cosas me llevan de acá para allá, siendo quizá la literatura (que, en el fondo, intenta acercarse siempre a la música) la que más me enreda.

Anoche, por amabilidad de V (Víctor para los amigos), tuvimos Angel Torres, nuestras santas y yo mismo la oportunidad de experimentar la música en directo, la música tal como se siente y se ve y se respira casi casi desde dentro. Una cosa es escuchar una grabación y otra ver cómo la orquesta, como un puñado de insectos que construyeran una casa en el aire, va dando forma y hechura a la melodía. Es impresionante el rito, la disposición en la escena, el suave arrancar de los violines, el lenguaje escénico de todos y cada uno de los componentes de la orquesta: lo que hacen es también teatro, una suerte de representación que se complementa a la perfección con la ejecución de las piezas.

Una cosa, ya digo, es escuchar la música en lata y otra ver cómo los músicos se preparan, cómo el gesto precede a la ejecución, la maniobra de dedos y hombros, de barbillas y bocas. Un puñado de hormigas trabajando al compás, haciendo bailar al señor que está de espaldas (Enrique García Asensio, ayer), quien a su vez les da la cuerda para que lo mezcan y lo arrullen.

Nos tocaron el concierto para violonchelo y la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák (que se pronuncia vorsak, miren ustedes qué cosa), y si hubiera que elegir de entre todo lo ofrecido se queda uno con el lenguaje gestual de Asier Polo, más allá de la sublime interpretación (uno creía imposible sacar tantos sonidos distintos a una caja hueca y un puñado de cuerdas), el aleteo de sus brazos alzándose antes de abrazar el violonchelo, la concentración al ir interpretando de memoria una partitura que tenía grabada en la cabeza, los gestos de intimidad, de reconocimiento, de esfuerzo y goce. Por encima de todo, al acabar cada pieza, la sonrisa cómplice, eso que desde el público sólo nos llega de rebote: la comunión entre la música y el ejecutante, ese misterio del que sólo unos pocos privilegiados son sacerdotes.

Y uno comprende, sí, que no es el hombre o la mujer quien toca el instrumento, sino que son los instrumentos quienes se valen de esos hombres y mujeres para ir extrayendo con ellos música de sus cuerpos y de sus almas.

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Comentarios

1
De: Jesús Yugo Fecha: 2004-03-27 11:43

Pues si, nada como la música en directo. Toda una experiencia.



2
De: Mel Fecha: 2004-03-27 13:36

Toda mi admiración para los compositores (grandes y menos grandes) de música orquestal. ¿Cómo se forma la música en su cabeza?¿Cómo hacen que decenas de instrumentos distintos se armonicen en un sonido único? ¿Cuando duermen sueñan música?

Y otra duda: ¿el señor que toca el triángulo cobra lo mismo que el que toca un violín?



3
De: Jesús Yugo Fecha: 2004-03-27 14:54

El "señor del triangulo" es el percusionista y toca más instrumentos, es una parte importante hombre.



4
De: Mel Fecha: 2004-03-27 15:30

A mi lo que me alucina del triángulo- ahora en serio (lo de si cobraba lo mismo lo decía bromeando)- es como, las pocas veces que suena, su sonido se destaca sobre el de todos los demás instrumentos... ¡¡con lo pequeñito que es!!!¡¡y sólo hay uno!! :O



5
De: RM Fecha: 2004-03-27 16:23

Esa misma pregunta la hicimos anoche, tras el concierto, Mel.

Y a lo que parece, sí, el señor del triángulo cobra igual que los demás.



6
De: V. Fecha: 2004-03-27 19:11

Saludos a todos.
Pues sí, el del triángulo cobra como todo quisqui a pesar de que, en ocasiones, se pasa todo el concierto sentado y toca cuatro ratos de nada. Y es curioso, porque lo mismo me preguntaron ayer (Torres Quesada, recuerdo)... La verdad es que, aunque parezca mentira, un triángulo mal tocado hace más daño que la bomba de hiroshima.
Del artículo de hoy es una de las descripciones más acertadas de cuanto ocurre en un concierto que he leído nunca. No pretende ser una crítica músical (dios libre al autor de ello), sino una apreciación de lo que la música, y los músicos, mueven en las entrañas durante un concierto en directo; ya me di cuenta al acabar de que habías prestado atención a los detalles, en especial a todos los pequeños rituales de los que se compone el concierto. Me alegro mucho de que lo disfrutaseis (los agüeros no eran muy buenos, ya que el autor de esta bitácora preveía dormirse plácidamente a mitad del segundo movimiento de la primera obra, y Ángel había propuesto llevarse pipas para amenizar... jeje). Además, aunque sólo han sido dos días, después de la visita a la ciudad (la diurna y la nocturna)... joer, pisha, que yo también soy un poco de Cadi.

V.



7
De: Rigel Fecha: 2004-03-27 19:28

¡Enhorabuena! Mi más cordial bienvenida al club.



8
De: RM Fecha: 2004-03-27 20:17


Y ademá de verdá, Víctor. Ya sabes que te esperamos.



9
De: V. Fecha: 2004-03-28 11:01

Sólo un par de cosas: un colega de la orquesta me ha pasado la crítica que ha salido del concierto en la sección de cultura del diario de Cádiz (http://www.diariodecadiz.com/edicion/cultura/culturai.htm). La crítica es buena, y además hablan bien del Corno Inglés (que es un servidor: lo que hace un buen jabugo cinco jotas enviado a casa del crítico, joer...).
La segunda cosa es que me he puesto al día en los post previos de la bitácora, y veo que alguien pregunta cómo conseguir Detective sin Licencia. La cosa es más fácil de lo que parece (demasiado fácil, de hecho): yo envié un mail a publicaciones@dipuala.es diciendo que estaba interesado en el libro (con el nombre del libro y el autor, por si un aquel), y que me gustaría saber el método de pago (que si por transferencia, domiciliación o contrarreembolso). Incluí mi dirección completa, el nombre, DNI y número de teléfono (para hacer ver que el interés era cierto)... y no me respondieron: me enviarón el libro sin más, a pagar contrarreembolso, y en cuatro o cinco días. Hasta me dio susto recibirlo y todo: si hasta seremos eficientes de tanto en tanto...

V.



10
De: RM Fecha: 2004-03-28 11:03

Gracias por la publi, V.

El mail el publicaciones@dipualba.es


Y no me ha llegado la versión corta de Reclicador, solo la larga.



11
De: V. Fecha: 2004-03-28 11:07

Mmm... Es la corta (jeje). El que quedó finalista ya "pesaba" sus 17.000 palabras. Ha evolucionado hasta la actual (que son unas 22.000). La versión larga anda por las 60.000 y subiendo...

V.
Post: ojo, si no tienes tiempo no te lo leas. Faltaría más.



12
De: RM Fecha: 2004-03-28 11:12

No, leerla la leeré, pero me pareció que venían dos archivos. Tengo una semana bastante descargada de clases, y no todo es reescribir la novela. ¡Ya llevo 239 páginas!



13
De: Mel Fecha: 2004-03-28 11:25

Aprovechando que V está por aquí, yo también quería felicitarle por el concierto. A la salida me encontré a Rafa y me dijo quién eras. Aunque, como estuve en paraiso, la descripción de que parecéis hormiguitas me ha parecido muy acertada :D

Enhorabuena, la segunda parte fue alucinante.



14
De: V. Fecha: 2004-03-28 12:07

Me alegro de que te gustase, hombre. Aunque lejos, joer... XD.

V.



15
De: Anónimo Fecha: 2006-03-20 07:47

lo del violonchelo me ha llegado soys de una charanga? me encantan viva cuenca



16
De: Roberto Campada Fecha: 2006-10-24 04:04

yo soy percusionista, he estudiado varios años y realmente puedo decir que el triangulo es un instrumento que no lo aparenta, pero es muy complejo. Como ya lo dijeron mas arriba, un triángulo mal tocado es peor que un triángulo bien tocado.

Saludos cordiales.

Roberto.