En casa pretendemos ser buenos ciudadanos, limpios, discretos, ecologistas y decentes. Y a mi santa le ha dado, desde hace un montón de años, por clasificar las basuras: aquí las latas y los plásticos, allá la porquería que huele mal, allí los vidrios, en este montón, cartones y papeles. Qué bonito es todo, ideal de la muerte.

Lo malo, claro, es que es como tener tres o cuatro cubos de basura en una cocina (y una casa) que no es precisamente el hangar 54. Hay que ir poniendo cada cosita en su sitio, y uno suele equivocarse y echar las raspas de pescado donde los cartoncitos, las botellas donde las tapas de yogurt y los restos de papeles allí mismo, donde huele que desalimenta. No me crean que no me gano mis buenos gritos por el despiste.

Eso no es nada con el problemón de tener que dar no sé cuántos viajes a los recicladores. Porque, claro, no están junto con la basura digamos normal, no. Están separados, en la otra esquina.

El caso de las botellas es de rubor. De rubor propio, vamos. Una campana verde con dos agujeritos minúsculos donde hay que ir introduciendo las botellas una por una para que, criiinch, claaang, cliiink, se partan antes de llegar al fondo y llamen la atención de todo todito el barrio mientras tú vas sacando cruzcampos, fragatas y jamesons de la bolsa (que siempre chorrea algo de liquidillo, pero esa es otra). Para hacer menos onerosos los viajes, claro, en casa se hace acopio de botellas y, cuando uno puede, se acuerda y ve que no va a poner una destilería en el patio, va y las tira. Y uno queda como un alcohólico con tanta botella haciendo clank, aunque solo tire una o dos. Y encima el contenedor está delante de una cafería algo pija y uno tiene la impresión de que todo el mundo que está allí tomando el té con el meñique en alto lo mira con el gesto fruncido (o se han olvidado, quizás, de echarle azúcar).

Todo se complica porque, además, no hay nunca una papelera o un contenedor de basura de la de toda la vida para que el presunto alcohólico ex-anónimo que uno ya es, famoso en el barrio entero por mor del estrépito hasta que llegue el siguiente incauto con ínfulas de buen ciudadano, pueda tirar la pertinente bolsita de plástico que chorrea una mezcla de cerveza recalentada y agria de varias semanas con tres gotitas de vino de rioja remontado y dos o tres moles de whisky de malta de la última vez que vinieron a verte los amigos a casa y se la zamparon entera, los tíos.

Pasa tres cuartos de lo mismo con los papeles y cartones: han ideado una especie de vagón de tren azul y negro, gigantesco (y maloliente, aunque el papel no huela en teoría), pero debió diseñarlo alguien que trabajaba en Correos (o ahora en una de las agencias de transporte que han desbancado a interflora), porque resulta que no crean ustedes que se puede echar el papel o el cartón así sín más, qué va. Hay una ranura muy larga muy larga, sí, pero muy poco ancha, por donde apenas caben las cosas y siempre siempre te pilla la mano. Un buzón de correos cuadrado, tal parecen. Miedo me da pensar que en los buzones de verdad (que ya son cada vez menos) el papel allí acumulado tenga el mismo uso que esos contenedores. No les cuento, por no hacer propaganda, lo difícil que es en mi zona echar tus papeles al contenedor, porque hay que aprovechar a)que lo hayan vaciado alguna vez (y verlos vaciar es un espectáculo donde solo faltan contorsionistas y/o tíos en moto haciendo acrobacias) y b)que los del mcdonalds no se te hayan adelantado y lo ocupen todo todito hasta que otra vez se pueda.

Y lo mismo pasa con los plastiquitos de marras: un contenedor amarillo que, ese sí, está al lado de los contenedores de basura de toda la vida. Peeeeeero con dos agujeritos en lo alto, dos agujeritos mínimos donde no caben las bolsas con los restos de botellas de agua mineral, plásticos variados, latas y lo que sea.

Qué difícil es, ay, ser ecologista, buen ciudadano y tonto integral al mismo tiempo.

Y encima, no sé si lo saben ustedes, por todos estos favores que le hacemos al planeta en Cádiz nos cobran el doble, en virtud de algo llamado supertasa o tal que así.

Les dejo, que me toca bajar la basura. No sé si tendré manos para tanta bolsa.

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Comentarios

1
De: iosune Fecha: 2006-03-22 14:11

¡hola! estoy tratando de averiguar dónde va la basura de Cádiz.¿Está preparada la ciudad para reciclar todo lo nosotros separamos? tengo interés en saberlo. Si tienes algún dato te lo agradezco. Un saludo.



2
De: antonio perez Fecha: 2008-05-07 16:05

no pues esta bien mandame como reciclar y consigueme trabajo