Me da que se nos está pasando por alto, a los aficionados al fantástico televisivo y/o a los abonados a la plataforma digital, la serie de televisión La zona muerta, que están emitiendo en Calle 13. Y es una pena porque es una serie interesante, muy bien hecha, seria y, sobre todo, divertida.
La serie, lo sabrán ustedes o les sonará por el nombre, parte de una novela de Stephen King del mismo título de la que ya se hizo una versión cinematográfica hace unos años (en 1983, para ser exactos). El libro es, para mí, la última novela de King que me interesó de veras (soy un fan absoluto de su primera etapa: Carrie, La hora del vampiro, Insólito Esplendor, La Danza de la Muerte, y me deja más bien frío todo lo que vino luego, con algún paréntesis ocasional como It o Misery). La película, siendo de David Cronnenberg y con dos grandes actores como Christopher Walken y Martin Sheen, está bien pero no mata.
La serie de televisión coge la trama (profesor de instituto que queda en coma, despierta años después y descubre que es presciente) y la desarrolla despacio, casi rellenando los huecos que el libro no rellenó en su día. Hay un distanciamiento en el tiempo, acercando la acción a nuestros días, y una interpretación a cargo de Anthony Michael Hall en el papel del sufriente Johnny Smith que convierte al personaje en lo suficientemente ambiguo y atractivo como para que uno siga cada episodio con interés. Los capítulos, hasta ayer, eran auto-conclusivos, con un muy buen uso de los efectos especiales y la doble ubicación del vidente cuando al entrar en contacto involuntario con la gente ve su futuro o se proyecta a su pasado.
Hasta anoche. Pasaron "Destiny", el último episodio de la primera temporada y, por primera vez, se volvió a la trama del libro y la película: entró en escena la antítesis de Johnny Smith, el político ex-vendedor de biblias, corrupto y amoral, que es Greg Stilson, interpretado con desparpajo por Sean Patrick Flanery, a quien conocimos más jovencito haciendo de adolescente Indiana Jones en la tele. La serie incide en lo que la película y el libro olvidaron: en el parelelismo entre las vidas de Johnny y Stilson, en sus encuentros o desencuentros fortuitos en el pasado... y en la terrible revelación del futuro que Johnny descubre al final de este episodio, un auténtico cliffhanger: instalado en la Casa Blanca dentro de unos años, Stilson desencadenará una guerra mundial y el fin del mundo.
Curioseando por aquí por la red he echado una ojeada a los episodios que vienen (y espero que no nos dejen ahora los de Calle 13 con la miel en los labios), y en la misión que Johnny Smith recabará para sí: porque un gran poder exige una gran responsabilidad y si quiere impedir ese holocausto tendrá que hacer, como en el libro y la película, lo impensable: asesinar a Stilson.
¿O no? Ya he visto que la serie acaba de iniciar una tercera temporada, y que la segunda fue ampliada más allá del episodio que tendría que haber sido el desenlace. La ordalía de Smith, la villanía de Stilson va más allá entonces de ese terrible final cerrado de la historia original: cuando hay inteligencia detrás de los guiones, se puede crear un arco narrativo que sorprenda incluso a quienes creemos saber cómo puede terminar la historia, quizá porque el futuro, en efecto, puede ser alterado. Sólo hace falta un poco de buena fe.
Comentarios (15)
Categorías: TV Y DVD