Acabo de ver el octavo episodio de la quinta temporada de Angel, "Destiny". Guau. Las temporadas del whedonverso arrancan despacio, tomándose su tiempo en exponer situaciones y personajes y luego, de pronto, estallan. No hemos llegado aún ni a la mitad de la quinta temporada, y el quiebro argumental ya está aquí. No quiero ni pensar qué pasará cuando llegue el segundo de esos quiebros. O el tercero.
Vuelven a ser, más o menos, episodios auto-conclusivos, intentando no repetir lo que podría considerarse un error: el largo arco argumental de la anterior temporada. Más o menos, aclaro: no es cierto que no haya arco argumental, pero nos lo están mostrando de manera más solapada.
El nuevo empleo de Angel y sus seguidores, más la llegada de Spike, ha vuelto boca arriba el mundo del vampiro con alma. Porque ahora son dos. Dos vampiros y un destino. Dos vampiros y un shanshu. ¿Y qué es el shanshu, se preguntarán ustedes, a quienes lo mismo la serie les trae al pairo? Una profecía, naturalmente. La profecía que dice que un vampiro sin alma jugará un papel importante, bueno o malo, en el Apocalipsis. Quizás, como recompensa, ese vampiro recupere la humanidad.
Pero los vampiros con alma son dos. Uno de ellos, Angel, ha salvado un montón de veces el mundo. Otro de ellos, Spike, lo ha salvado al menos una vez (y también, lo he dicho en otra parte, ha llegado a salvarse a sí mismo). El equilibrio cósmico de la profecía está en entredicho, las tensiones entre Angel y su nieto vampírico van en aumento. ¿Quién de los dos será shanshu? ¿O no lo será ninguno?
Si Angel era una versión moderna (y mejorada, añado yo) del superhéroe de la noche por antonomasia, o sea, Batman, Spike no se queda atrás y comparte elementos de su adláter Robin... o más bien de Nightwing. O, poniéndonos literarios (y no creo que el símil sea errado), Angel es el irlandés Oscar Wilde (y así lo vemos en este capítulo) y Spike el joven Arthur Douglas. Hay un juego de tormentos, sangre, poesía, sumisión y homoerotismo latente en la relación de estos dos vampiros cuando eran vampiros, y el juego se convierte ahora que no lo quieren ser en repulsión, antipatía, sangre, poesía y autodeterminación.
Creo imaginar que, obviamente (porque David Boreanaz debe tener su peso en la producción de su serie) que Angel y no Spike será shanshu. Pero creo también adivinar cuál es el cometido de Spike en el futuro de la serie (y no, no voy a decirlo).
El personaje de Spike, literalmente, se come al de Angel. Como actor, James Marsters engulle a Boreanaz. Protagonista y secundario se invierten, y el lío argumentístico acaba de comenzar. El regreso sorpresivo de un personaje querido de la primera temporada de la serie, un malo a quien nos encantó odiar, pone muy alto el listón de lo que quieren contarnos.
Y Fred sigue siendo una criatura encantadora.
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Categorías: Buffy y Angel