Esta bitácora está en stand-by, suspendida sine díe, reposando o quizá simplemente difunta. Durante doce años largos fue mi casa y la de sus lectores, incluidos esos testigos de Jehová molestos que fueron sus trolls. Fue mi pasatiempo y mi obligación. Pontifiqué de lo divino y de lo humano. Escribí de todo y sobre todo de mí. No gané nunca un céntimo y me lo pasé bien. Hasta que me quedé sin cosas que contar, hasta que decidí que empezaba a repetirme. Me busqué sitio en otros sitios donde una frase brillante equivale a un artículo largo y donde, sí, puedo cerrar para siempre la puerta en la cara a esos testigos de Jehová molestos que son los trolls, la gran desventaja de este sistema o quizá de esta plataforma.

No echo en falta esta bitácora: sigue ahí. Se desperezará cuando quiera y volverá a tomarse el café, o quizá no. Lo que estuvo, está.

Ya no sigue. No está operativa. No sigue la crónica del momento ni de las inquietudes que me despierta este momento. No se extrañen, entonces, si no contesto a sus peticiones de reseñas de libros o cómics: nunca lo hice (lo de cumplir las peticiones) cuando era un pasatiempo y una obligación a diario: no lo voy a hacer ahora. Absténganse, pues, de pedirme publicidad o consejo. Mi voz, que nunca llegó a nadie, tampoco va a llegar a nadie ahora.

Buena suerte, en todo caso. Sigo durmiendo.

Referencias (TrackBacks)

URL de trackback de esta historia http://crisei.blogalia.com//trackbacks/76437

Comentarios