Mientras nuestras teles siguen a lo suyo, explotando el chafardeo y cometiendo errores que sabe todo el mundo de antemano menos ellos (una adaptación de "Cheers" a estas alturas, vaya por Dios, como si no pudieran hacerse mil historias en mil baretos sin tener que pagar derechos ni adaptar argumentos ya vistos), la temporada americana ya ha empezado hace cosa de un mes, con series nuevas que lo mismo no sobreviven a Navidad, y las series de siempre que, visto lo visto por el momento, tampoco es que sulivellen hasta ahora.
Sarah Michelle Gellar, a quien amamos como Buffy a pesar de que en persona debe de ser más antipática que el Doctor Muerte, tiene serie nueva, "Ringer" ( o sea, "gemela") donde hace de dos hermanas separadas, una buena y otra mala, ambas metidas en líos y tal. Soporté a duras penas el primer capítulo y no creo que vaya a seguir dándole ninguna oportunidad.
Los Winchester, o sea, Supernatural, esa serie que los machos muy machos no ven no vaya a ser que sus hormonas se desequilibren y les haga temblar el chiringuito sexual que tampoco tienen, han cambiado demonios, ángeles y arcángeles por los "leviathanes", trasuntos lovecraftianos que, en vez de humo, se esparcen por el agua y son capaces de cambiar de forma. Se comen también a la gente, vaya. Los tres capítulos emitidos hasta ahora son ni fu ni fa, más que nada porque el arco de Sam viendo a Lucifer se hace cansino. Los leviathanes, sin embargo, superado ya Castiel, tienen cierta gracia, en tanto utilizan la tecnología para localizar a los hermanos. Anuncian una boda para mitad de temporada, a ver.
Boardwalk Empire nunca estuvo, en la primera temporada, a la altura de su piloto (dirigido, claro, por Martin Scorsese), y la segunda sigue la misma tónica, grandes actuaciones, grandes momentos de definición de personajes, una ambientación y una música sublimes... pero algo me saca continuamente de la historia. Me da la impresión de que no va a ninguna parte.
El terror zombie tiene una parodia, Death Valley, y entre el drama y la comedia, dicen (no la he visto todavía, en cuanto termine este artículo) anda American Horror, cuyos cinco primeros minutos tienen un no sé qué de inquietante.
El tercer capítulo de Terra Nova sigue la trama que nos temíamos: el dino de la semana y no hay nada más bello que la familia unida, aunque por lo visto las audiencias son grandes.
Empieza curiosa Homeland, o cómo hacer paranoia y quizá exorcismo a partir de la guerra contra el terrorismo islámico, que hoy es el heredero claro de aquellos comunistazos de los años cincuenta y sesenta (la serie recuerda a El candidato manchú). Fringe sigue como siempre, o sea, muchos capítulos aburridos por cada uno interesante. Me da que los guionistas ahora mismo no saben qué queda y qué no queda de lo pasado en ese resetting que ha hecho Peter... y que tampoco les importa demasiado.
The Big Bang Theory ha colado, en sus cuatro primeros episodios, dos magistrales. Me desenganché de How I met your mother, pero parece que Barney tiene problemas. Y hay una nueva sitcom, How to be a gentleman, a la que habrá que echarle un tiento.
Los ingleses, a la espera del regreso de Sherlock y Misfits, tienen serie de terror sobrenatural, The Fades, a la que habrá que estar atento.
Se nos ha liberado, parece, The Good Wife (esta, como Hope y Castle, la seguiré en la tele, que hay que socializar, hombre). E imagino que House seguirá renqueando como de costumbre.
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