En la feria del libro, en un rinconcito cedido al efecto, las madres y padres del colegio instalan desde hace unos años un mercadillo solidario de libros de segunda mano. Mientras yo espero en mi stand a ver cuánto firmo (nueve libros, por cierto, y un álbum de cómics), mi santa atiende el puesto, aprovechando una especie de guardia conjunta.

Cuando termino las dos horas de rigor, me acerco a ver los libros que otras manos han dejado para que los lean otros ojos. Reconozco muchos de ellos: son libros que yo mismo he cedido. Pero me llama la atención, de pronto, que hay un montón de libros en inglés: ediciones en paperback de libros de lectura rápida y otras ediciones de libros de lectura más pausada. Y una gramática de Thomson y Martinet, igualita que la que yo tengo desde hace treinta años.

Caigo en la cuenta cuando veo el enorme montón de ejemplares de un mismo libro. Porque conozco a quien lo ha escrito. Me dio clase en la universidad. Y conozco su caso. Y sé por qué están aquí estos libros firmados con su nombre, y que eran suyos todos los otros paperbacks de lectura rápida y los otros libros de lectura pausada, y esa gramática de Thomson y Martinet que alguien se lleva feliz, como el tesoro que es.

Son los libros de una vida plena, una vida culta, de viajes y lecturas. Una vida a la que se le fue la luz poco a poco, o quizá de sopetón. Una vida que sigue viva pero que no recuerda cómo fue antes esa vida, cómo fueron esos viajes, qué aprendió de esos libros, qué transmitió con esa gramática. Unas vivencias que se han borrado, como si no hubieran existido, como si esos libros no hubieran sido jamás alimento de nadie, goce de momentos fugaces, reflexiones profundas de conocimientos transmitidos.

Están aquí, esos libros, como ya no está quien los tuvo y escribió, porque no sabe que los tuvo ni recuerda que los escribió. Una suerte de testamento en vida, barquitos de papel en la corriente del capricho del lector que atine a echarles el lazo. Mensajes del pasado que, no sé por qué, me provocan un escalofrío.

Qué será de todos mis libros, de todos mis discos, de todos mis tebeos y películas cuando no solo ocupen un sitio que ya no les corresponda, sino que provoquen unos recuerdos que causarán dolor...

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Comentarios

1
De: AJC Fecha: 2011-05-16 19:39

Esa es la pregunta que nos hacemos muchos. A mis hijas les gusta leer, pero sus lecturas y las mías van por rumbos distintos. ¿Qué pasará con los libros y tebeos que uno ha ido amontonando durante toda su vida y por los que siente verdadera pasión? Tengo un amigo, que posee una colección que a mí me pone los dientes como los del doctor Jeckyll tras atizarse un lingotazo de su cóctel favorito, y este señor intentó juntarla con las de otro par de amigos suyos –que tampoco son moco de pavo- con la intención de que la Biblioteca Nacional se quedara con ellas. Naturalmente, la cosa quedó en nada. Otro amigo, consciente de que tiene ya medio pie en el otro barrio y de que cuando él ya no esté, sus hijos podrían malvender su colección, ha decidido anticiparse y ser él quien realice la dolorosa transacción. Y ahí lo tenemos, con todo el dolor de su corazón, deshaciéndose poco a poco de lo que fue acumulando también poco a poco. Imagino que cada venta le supondrá un mal rato y con cada libro, cada tebeo, el cobrador se llevará consigo unos jirones de ilusión que se le irán desprendiendo del alma a este buen hombre.
Por cierto, en Barcelona han sido afortunados: Joan Proubasta, el mayor coleccionista de España de Sherlock Holmes ha donado su colección a una biblioteca de Barcelona. Afortunados ellos. Y afortunado él, que puede permitirse el gesto.



2
De: AJC Fecha: 2011-05-16 19:49

Otro temor que de siempre tuve es de que un incendio, una inundación o cualquier otro cataclismo (del calibre de ese que tan próximo tenemos ahora) arrasara con mis bien amados papelotes, tan frágiles. Pues bien, en las inundaciones del invierno pasado, el agua entró en la casita que tenemos en el pueblo de mi mujer (donde guardo parte de mis pertenencias literarias y tebeísticas) y perdí varios cientos de libros. Entre ellos, ahora así, de pronto, puedo mencionar un centenar de números de Fantasía (con episodios de Roland el Corsario); un centenar de novelas de Silver Kane (que tenía en una caja, a la espera de subirla al piso de arriba); una enciclopedia del cine en quince tomos... etcétera, etcétera... Y suerte que en la planta baja no tenía gran cosa. Tiemblo al imaginar la magnitud del desastre que podía haber acaecido.



3
De: AJC Fecha: 2011-05-16 19:51

En el primer mensaje, donde pone "cobrador", debí escribir "comprador". Sorry.



4
De: Dougal Fecha: 2011-05-16 22:09

Como me duele el alma cada vez que pienso en ese futuro de mis libros, mis cassettes, mis tebeos (mi vida al fin y al cabo) cuando yo no esté...



5
De: Ivan Gil Fecha: 2011-05-16 22:33

te habrá salido del alma, pero he sentido algo desagradable, una punzada, y no es por algo tan pueril como el devenir o el destino de los cuadraditos de papel llenos de letras de un desconocido. Creo que los anteriores comentaristas no han pillao de que va la cosa(sin ofender).



6
De: Rafael García Fecha: 2011-05-16 22:34

Creo sinceramente que nunca faltaran padres adoptivos para nuestros libros y comics, solo hay que ver la proliferación de webs dedicadas a la venta de libros antiguos, ideales para encontrar obras descatalogadas. Gracias a ?iberlibro? por fin encontré un ejemplar en muy buen estado de "LaFuga de Logan? tras años de busqueda.



7
De: TFC Fecha: 2011-05-16 22:47

Hablando de libros que has donado... ¿Donarías un libro dedicado? ¿O no?



8
De: TFC Fecha: 2011-05-16 22:52

Aclaración: Lo digo porque muchas veces me he encontrado libros con una dedicatoria de alguien en los mercadillos y siempre me sorprende.



9
De: RM Fecha: 2011-05-16 22:52

Completamente de acuerdo contigo, Ivan...



10
De: MJ Fecha: 2011-05-17 00:03

Bueno, pillao... y sin pillar, sigo el sendero marcado por los primeros comentarios. A mi gente no le gusta el cómic y, mira que lo he intentado...,pero na de na. Por eso lo tengo claro, mi colección estrella: 618 cuadernos apaisados originales de Capitan Trueno, hago lo mismo que Hal Foster hizo con su colección de pruebas de PV, donarlas a alguna institución o librería pública.

Y mira que me he preguntado muchas veces cómo Foster teniendo hijos, no les donó a ellos la colección de pruebas de su personaje y optó por entregarlas desinteresádamente al público en general. Aunque últimamente estoy empezando a entender por qué no se las dió a sus hijos...



11
De: Mirbos Fecha: 2011-05-17 00:06

Esto pinta a lo Bradbury totalmente...

Siempre he pensado que sería doloroso que se deshaciesen de cosas que para mi tienen un gran valor, pero que en relaidad poco valen objetivamente, cuando el tiempo se deshaga de mi. La gente como nosotros siempre tiene e sueño de crear una biblioteca, quizas como porcion del paraiso borgeano.

Mi abuelo donó sus libros a la biblioteca de la prisión donde hacia de juez militar. Es un gesto que se me torna magnanimo, pero aún no soy capaz de comprender. Yo atesoro los libros con gran celo como para desprenderme de ellos. Quizá el tiempo cure esa estupidez o la catalice.

Pero si soy un comprador de libros de segunda mano. Es algo que me encanta. Del puestecito ese que menciona RM, me lleve 2010 odisea dos, y flujo de neutrones, de Clarke. Y porque no tenia mucho mas dinero que gastame. En sevilla, que proliferan (o quizas menguan, pero a mi me parecen muchas en comparacion con Cadiz) las librerias de viejo, me gasto mis dineros en desalojar los pequeños localillos con tres o cuatro libros cada vez (gente que conozco me dice que esta cara la lectura, yo les contesto que compren como yo, que te cuestan dos euros cada tomo)

Por cierto. Mi chica se compró Mundo de dioses por tres euros, la edición ultima, en esa misma esquina del baluarte. A mi me costó cinco veces mas (eso si, firmado por un tal Rafa) y yo encontre centauros de piedra por Sevilla, a cuatro euros. Lo cual demuestra el variable valor de la literatura (no se quien decia que nadie roba un libro)

Bueno, he divagado y me he enrollado bastante, es un discurso fragmentado. Espero que no me lincheis mucho

Saludos



12
De: lektu Fecha: 2011-05-17 01:41

Ivan, estoy contigo. Hay algo más que una punzada en esta historia, y no está en el destino de los libros. Como dice un conocido, es ese pequeño alemán que todos llevamos dentro...



13
De: Antonio Busquets Fecha: 2011-05-17 02:36

Precioso texto, Rafa. Muy duro.

(--- veo la mirada perdida de la persona que me transmitió su pasión por los tebeos, que me legó sus Aventureros y que yo "devoré" en mi infancia casi literalmente. Muy duro y auténtico).



14
De: Anónimo Fecha: 2011-05-17 09:37

JESÚS, RAFA!! NO PIENSES EN ESAS COSAS, HOMBRE...seguro que tus hijos sabrán encontrarles un sitio de honor, como debe ser, leñe...y si no, simpre puedes donarlos a quien sepa apreciarlos ;)



15
De: INX Fecha: 2011-05-17 09:37

El anónimo es mío, por cierto...



16
De: INX Fecha: 2011-05-17 09:41

Además, tú eres escritor...escribete un "Diario de Noah"
¿Quién sabe? a lo mejor logras, (si es que te llega el momento, que no a todos nos tiene porque llegar) robarle a la memoria unos preciosos instantes para RECORDAR quién fuiste...HOMBRE PRECAVIDO, YA SABES...



17
De: Jorge Fecha: 2011-05-17 16:40

Y qué va a ocurrir en el futuro si todo es electrónico? Libros como ebooks, música como mp3, videos como mp4, fotos personales como jpgs... Nuestra vida reducida a un disco duro que nos acompañará en la tumba...



18
De: bladerunner Fecha: 2011-05-17 19:26

"all those moments will be lost in time like tears in the rain"
Los libros son eso: los momentos, de ilusion, de pena, de amor, de ira, de satisfaccion, etc... que nos proporcionan. Cuando yo desaparezca, dejaran de serlo y a mi dejaran de importarme. No tengo espiritu lujurioso-posesivo sobre ellos. Ni siquiera seran mi vida, solo una parte de ella.Los que vengan detras que arreen.



19
De: Mirbos Fecha: 2011-05-17 21:52

Jorge, como apuntó Rafa en su microrrelato, "el pulso electromagnético acabó con todos ellos"



20
De: EMILIO Fecha: 2011-05-17 23:07

Paris Sin El Estereoscopio

"recuerdas el que vivía antes en el piso de arriba y echó a su hija de casa y se oían los gritos y luego él tiró sus muñecas al patio porque ella todavía conservaba sus muñecas y allí estuvieron entre toda aquella basura y las miramos que no se movían y ya no se oían los gritos hasta que se hizo de noche y luego el portero debió de recogerlas a la mañana siguiente
algunas sin brazos

las estuvimos mirando toda la tarde mientras iban perdiendo
forma hasta que oscureció y no pudimos verlas y luego cuando
me desperté a medianoche pensé «ya no queda nadie para
vigilarlas"

Las reflexiones de Rafael me traen a la cabeza, no sé porqué, este bellísimo e inquietante poema de Leopoldo María Panero.
Supongo que nuestra pretensión de eterna permanencia es lo más grande y a la vez lo más ridículo que poseemos.



21
De: CorsarioHierro Fecha: 2011-05-18 00:12

La vida se va. Y lo que queda es nada. Pero esos libros que ya no son válidos pondran en marchas nuevas vivencias: ese libro mágico que empieza una colección que algún día también se disolverá.



22
De: emilio aurelio Fecha: 2011-05-18 07:41

La lectura de esta entrada duele. Y duele mas poque el dueño de esos libros aun vive, pero ya no los recuerda. Alzheimer supongo. Y el final es demoledor.



23
De: RM Fecha: 2011-05-18 09:14

Esos libros fueron su vida. Y su vida sigue, pero ya no es su vida. Ya no son sus libros.



24
De: Benito Fecha: 2011-05-18 09:25

Uff! ¡Qué duro y qué hermoso a la vez!
Abandonar el mundo sin ser consciente de nuestro paso por él, perder la consciencia y los recuerdos de toda una vida parece infinitamente más duro que perder los bienes materiales/culturales que vamos acumulando inutilmente.
Acaso un futuro electrónico de libros, películas, música y comics "en la nube" que nadie llegue a poseer materialmente le haga un gran bien a los seres humanos.



25
De: Ivan Gil Fecha: 2011-05-18 11:56

me da pena que el debate siga por el mismo tema. Mi abuela sufrió un trombo y ese tema me toca de cerca...

¿Quién somos? ¿Cuando dejamos de ser? ¿Seguiremos siendo una vez no seamos? ¿incluso si hemos dejado un legado demiúrgico?

cuando lo sepamos, será tarde...



26
De: emilio aurelio Fecha: 2011-05-18 11:56

Yo creo que siempre buscariamos algo que poseer, algo que nos ate a esta vida que no queremos abandonar, mas bien porque no sabemos que habrá después, o puede que si lo sepamos y por eso mismo miremos para otro lado.



27
De: emilio aurelio Fecha: 2011-05-18 12:02

Si lo de Bradbury fuera cierto y nos viéramos en esa tesitura, yo escogería memorizar Blueberry, y reproducir los dibujos de Gir tal cual salieron de su mano.

:)



28
De: EMILIO Fecha: 2011-05-18 14:55

Supongo, Rafa, que mientras alguien sepa que ésos fueron sus libros, seguirán, de alguna manera, siéndolos. El caso es que tarde o temprano nadie sabrá que ésos fueron sus libros, y entonces, dejarán definitivamente de ser suyos porque él habrá desaparecido por completo. Nada que no nos vaya a pasar a todos los demás.



29
De: tierra616 Fecha: 2011-05-18 15:03

"Si la pasma estuviera a la vuelta de la esquina, sería cápaz de dejar todo lo que tengo en 30 segundos."
No recuerdo la cita exacta de Heat, de M.Mann.
Mi biblioteca no va más atrás en el tiempo que El Principe Valiente de B.O., y no contiene nada que no tengan muchos, pero es mía y me ha acompañado durante décadas (con algún que otro expurgo incluído) y aún así, si se quemara no me daría gran pena, comenzaría otra, que mejores "cosas" me han dejado con el tiempo y aquí seguimos, es sólo papel, todo está aquí, en la sesera, y si eso también lo perdiera, entonces ya nada importaría. Sólo tengo un hermano por familia, y me importa un carajo lo que pase con mis tebeos si la diño, pero sí me importa lo que pase con mis riñones y resto de órganos. Lo demás es sólo papel.



30
De: MJ Fecha: 2011-05-18 16:12

En la serie norteamericana Dr. Quinn, Medicine Woman, la protagonista Michaela Quinn (Jane Seymur) en uno de los episódios los habitantes del pueblo donde residía, Colorado Springs, ante una manipulación de algunos dirigentes, hacen un ataque xenófogo contra la biblioteca particular de la doctora y le destruyen gran parte de sus libros. Al final, el pueblo, entra en razones y le piden perdón a la doctora, y aunque esta le perdona, les da a entender que sus libros destruidos son algo más que papel impreso. Es toda una vida, exclama ella, y cada libro destruido formó parte de sus vivencias...y recuerdos más queridos, y ya nada puede reparar el daño ese, ni pidiendo perdón.



31
De: RBZ Fecha: 2011-05-19 00:05

Jo, que será de mis libros, de mis queridos libros y tebeos cuando no esté aquí. Prefiero no pensarlo, aunque lo mejor sería que mis hijos fueran haciendo suya mi biblioteca y que un día, cuando yo ya no esté, se repartan lo que no se hayan llevado ya de la misma.

Supongo que todos esos pedazos de nuestra vida tienen un sentido en su conjnto, dicen algo de quienes somos y de cómo somos, de quiénes queremos ser. Quizá por eso tengo siempre bien presente el papel dondequiera que vivo, expongo mi biblioteca con un cierto exhibicionismo, como diciendo, ésto dice mucho de mi y estoy orgulloso de lo que he disfrutado, de lo que he construido desde todo este blanco y negro.

A mi me resulta imposible desprenderme de mis libros o de mis comics. Acabo de mudarme, un ejercicio que suele venir acompañado de un cierto ejercicio de "despego" de aquellas cosas prescindibles que hemos acumulado por inercia, y apenas han salido libros de mi casa. Y eso que soy plenamente consciente de que muchos de ellos no los volveré a leer en la vida.

Además, por temas familiares, estas semanas mi madre y sus hermanos han desmantelado la casa de mis abuelos y, aunque no eran personas muy letradas ni padecían la obsesión bibliófila que me consume, sus libros han sido mi botín, el tesoro que me he traído a mi casa como un pedacito de la vida de mi abuelo. Es una chorrada, pero tener conmigo la historia de la Liga de Fútbol o de la Copa o del Aleti que mi abuelo compró hace cuarenta años (ya véis que no hablo de incunables literarios) me ayuda a tenerle más cerca, a sentirle conmigo.

¡Qué complicados somos los seres humanos y cómo nos apegamos a los objetos, dándoles muchas veces un significado o una importancia emocional que objetivamente no deberían tener!