Al hilo del tema, ayer de casualidad vi un programa en MTV llamado American Best Dance Crew y me acordé de RM por su afición a ver Fama a bailar.
Le recomiendo al señor Marín y a todo el que disponga de MTV y haya visto Fama a bailar, que le eche un ojo a ese programa.
Luego los directivos de televisión se preguntarán por qué unos programas triunfan y otros no, y qué se puede mejorar. Yo suelo ver Fama a bailar de reojo mientras duermo la siesta (dudo que sirva para otra cosa), y haber visto uno y luego otro ha sido como ver a Villacampa y luego a Michael Jordan, o como tomar un batido de chocolate de la marca "Chufs" y luego ir a una heladería refinada suiza a pedir uno, o como comparar Andrés Pajares con Marlon Brando.
Ponerse a comparar paso a paso uno y otro resultaría un chiste, pero resumiendo diré que los norteamericanos saben entretener, saben que hacer un programa no es juntar a cuatro tíos y lo que zarga zalió. Saben que lo que vende es la calidad, la estética, el detallismo, la genialidad, el pasarlo bien. Y es curioso porque ABTC además es más duro pero a la vez más happy. Son diez grupos de chavales de barrio (de barrio es un decir, tienen un nivel bailando apabullantemente espectacular, son los mejores bailarines de EEUU, imaginad) que van compitiendo cada semana contra un grupo nuevo hasta que gana uno de los diez. Es decir, que cada semana se vive la emoción de que uno se va y otro entra. El escenario es precioso, la iluminación es espectacular, el publico anima intensamente pero no de un modo ruidoso o escandaloso sino de un modo feliz, los chavales bailan de lujo, por sí solos y además de forma creativa (nada de llorones diciendo que no les gusta el tema durante cinco minutos para vender absurdo drama, o profesores capullos dando la vara por cualquier gilipollez para vender saña o jodienda; les dicen a los chavales de ATBC que les ha tocado tal tema de, por ejemplo, Omarion, y ellos se ponen en el pabellón con la tele delante, pillan los pasos en unos minutos, los aprenden en otros minutos -en visionado se desarrolla en pocos segundos-, añaden los pasos nuevos a la coreografía en otros minutos, y dan paso al escenario donde los chavales lo hacen rozando la perfección). Tanto presentador como jurado son simpáticos, es un programa ágil, rápido, bello, espectacular, difícil de dejar de ver si te gusta mínimamente el baile, y cada vez que dejas de divertirte se da paso al jurado alabando (es que no puede ser de otro modo), o a alguna macizorra del público sonriendo pompones en mano, o a la felicidad permanente que destilan los participantes y en conjunto todo el programa. Me pregunto si esa diferencia cultural y filosófica tan pronunciada no será uno de los grandes pilares por el que los yankis nos parten el culo en todo cuanto a ocio se refiere. Hacen el programa como si luego fueran a verlo ellos, creo que esa es la gran diferencia. Hasta los que pierden y se van a casa se quedan felizmente mirando al público, agradeciendo, aplaudiendo y marchándose como si se lo hubieran pasado de puta madre y se alegraran y enorgullecieran de haber formado parte de aquello.
Nada de madres llorando o chavales -al estilo OT- diciendo la misma tontería de quiero quedarme, debía haber dado más de mí mismo, ha sido duro y voy a seguir luchando por mi sueño. Todo esa falsedad se sustituye por una sonrisa y una mirada pura y sincera que sí quiere decir todo eso.
Felicidad, respeto, alegría y calidad. Una maravilla. Peca de exceso de velocidad, pero creo que esa noción se debe a mi propia costumbre de ver la tele con la mirada perdida y el cuello doblado.
Y había otro programa también en MTV muy divertido y con aire juvenil cuyo nivel no podría ser reproducido en España de aquí a décadas. Lo dirigía y presentaba Nick Cannon, actual marido de Mariah Carey, y hacían batallas de chistes y bailes con aire rapero. Ese programa también era muy digno de verse (y yo sólo pillaba la mitad de los chistes porque era en inglés y además en jerga), creo que se llamaba Wild n' Out.
Lo dicho, comparar esos dos programas me ha dejado patidifuso y muy pensativo. Hay que aprender mucho de lo foráneo.
|