Visto el primer episodio de la nueva temporada de Prison Break, ese galimatías de buenos y malos semi-inmortales que riza el rizo y se reinventa cada dos por tres, pero con un descaro sano y divertido, les confieso que no me molesta que al final Michael Scofield y compañía se hayan convertido, por obra y gracia de los guionistas reintegrados al redil, en el Equipo A de este momento.
Más me acojona lo que acabo de leer en la prensa nacional. ¡Un remake de Verano Azul!
Chungo, muy chungo, el mundo de las ideas... Una serie que ya era antigua hace treinta años, pasando por moderna ahora. Y como no hagan una deconstrucción naturalista: Chanquete capataz de pateras, Julia lesbiana viuda reconvertida al grunge, los padres de los niños la mitad del pepé y la otra mitad del psoe (uno de ellos, plis, nacionalista), y los niños unos en la ESO y otros en la ESA fumando petas y haciendo botellón en la playa...
Oye, lo mismo la idea hasta funciona.
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