Viene uno de recogida por la calle, contracorriente, sorteando gente de fuera que va para adentro de la ciudad, todos con sus respectivas máscaras, borracheras tempranas, intentos de humor carente de gracia y extravagancia mal entendida en los disfraces. Y los miro, y los vuelvo a mirar otra vez, para cerciorarme. Hay mucha gente que uno no sabe si va disfrazada o si la rareza la traen de serie.
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