Imagino que esto es como cuando, aquella vez, por el 77, el personal fue muy cabreado a la sede del entonces Partido Socialista Andaluz (creo, que la memoria me falla de vez en cuando), a protestar porque ellos, precisamente ellos, habían pactado con la UCD de entonces a cuenta de la vía lenta o tal que así para el estatuto de autonomía, a cambio de tener grupo parlamentario. Era una cosa ver a la gente protestarles... gente que, claro, era de otros partidos. Y ya entonces me hice yo la reflexión, de que en aquel caso (y quizá en el caso de ahora) sólo podían protestar con lógica y con derecho quienes, siendo de aquel partido, maldita la gracia que les hacía quedar con el culo al aire. Los demás, obviamente, ya habían expresado su opinión en las urnas, al votarle a otro(s).
Pues lo mismo, que quieren ustedes que les diga, con respecto al Papa. Andamos todos con un mosqueo de tres pares de narices, a cuenta de que ha salido ese señor que, sí, se parece a Palpatine, y que dicen que es muy reaccionario y muy conservador y muy carca, y que buena nos ha caído encima.
Ahí viene mi estupor, porque, claro, a ver si nos creímos de verdad que iban a escoger a un cura progre, a Ernesto Cardenal de máximo cardenal, pongamos por caso. Y ahí viene mi estupor doblemente, porque a ver si nos creíamos que la santa madre iglesia católica apostólica y romana (y ya ven, se me han olvidado las mayúsculas) iba a hacerle caso no ya a los fieles que forman parte de su propia iglesia, sino a los que ni siquiera están dentro de ella.
O sea, que no sé por qué nos llevamos y me llevo las manos a la cabeza, si uno anda más desconectado de estas cosas que mi viejo Spectrum, y ya sabe que hay burros de los que no se va a bajar nadie (antes al contrario, habrá caballos de los que se caerá alguno), y todas esas cosas que a ustedes y a mí nos parecen de cajón y de sentido común no van a producirse. ¿Por qué? Porque ellos son ansí e, insisto, no tienen unas directrices para complacer a los que no forman parte de su doctrina.
Porque, nos guste o no nos guste (y no, no nos gusta), la doctrina es la doctrina. Chicos, lo siento, esto es así: o lo tomas o lo dejas. Para seguir una religión pret-a-porter (y trataba de hacérselo ver a mis chavales el otro día en clase) no necesita nadie ni a la curia, ni al Papa ni a ningún iluminado que nos venga a decir vade retro. Pero entonces, claro, no digamos que somos cristianos y eso que viste tanto en según qué fechas del año. O sea, no sé si me entienden ustedes: que ser católico, apostólico, romano equivale a seguir a pies juntillas nada menos que el dogma. Y que es un pelín extraño que quienes más ruido hace (hacemos) contra la elección de este señor de rostro algo preocupante sean (seamos) aquellos que hace mucho tiempo decidimos cortar más de una y más de dos amarras con todo eso.
¿O será que en el fondo seguimos queriendo que nos rediman, que nos conviertan, que nos salven?
Comentarios (138)
Categorías: Reflexiones