Con una jartá de cara y ese aspecto de pícaro de buen corazón Ismael Beiro ganó la primera edición de ese horror que nos ha tocado sufrir, Gran Hermano. Luego hizo algunos pinitos en las cadenas televisivas a nivel estatal, le arrearon un golpetazo en un accidente que estuvo a punto de dejarlo en el sitio, y cuando nadie daba dos duros por él volvió a la carga, sano y salvo y con la misma carita de no creérselo que antes, pero sabiendo que le había visto los dientes a la sin dientes, mismamente. Desde entonces (y no lo sigo), sobrevive presentando programas en Canal Sur, en su tierra y en su terreno, y quizá en alguna otra cadena autonómica.
Ahora nos va a presentar, junto a Paz Padilla, las retransmisiones del Carnaval en esa misma cadena. Y hoy en La Voz le dedican un página, y el chaval no se corta un pelo y dice una perla maravillosa, y cito:
De la experiencia de Gran Hermano le queda poco, muy poco: "A mi hermano mayor lo maté hace tiempo. Yo estoy muy agradecido porque me ha abierto las puertas del trabajo en televisión, pero no estoy de acuerdo con su manera de hacer las cosas. Hoy vivimos una tercera guerra mundial y la gente se muere. ¿Y voy a estar yo en un programa poniendo verde a la gente? Eso no va conmigo".
Con dos cojones, sí señor. Ojalá que cundiera su ejemplo. De Cadi tenía que ser, picha.
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