De la paliza de autobuses, caminatas, bocadillos rápidos a pie de carretera o de McDonald?s, carreras por los pasillos del hotel atestados de gente que no quiere dormir a la hora en que hay que dormir y se duerme a la hora en que hay que estar despierto, me llama la atención la visita que hemos hecho al Museo de Ciencias de la capital del reino, no porque sea una maravilla, que lo es a ratos aunque uno esperaba más precisamente porque para eso se trata del museo de la capital del reino (quiero decir, perdón por la comparación, que no es el Museo de Ciencias Naturales de Londres), me llama la atención, decía, la parte dedicada a los dinosaurios.
Y me llama la atención por la buena fe de los expositores: colocar dinosaurios de verdad (más o menos) con monstruos de películas tiene su peligro, porque si la gente no lee los rótulos ni se informa, puede acabar creyendo que Gozdilla o Gorgo son tan de verdad como un T-Rex (y, por experiencia, sé que al menos los adolescentes no se dedican a leer los rótulos).
Me llama la atención, también, por el cuidado exquisito que tiene ese recorrido por la paleontología y la fantasía del monstruo serpentil que son los dinosaurios. Y es una chulada ver viñetas de Supermán o de tebeos españoles allí mismo, al Capitán Trueno compartiendo estrellato con la ciencia más pura, a Raquel Welch y al profesor Challenger codo con codo con el fémur del mamut y los colmillos del elefante.
Seguro que don Jesús Cuadrado nos puede informar de quién fue la feliz idea de conjugar la verdad con la fantasía, la exploración sesuda con la ilusión de las películas y los tebeos....
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