Saben ustedes que, en casa, solemos reunirnos los amigos una vez a la semana, como mucho cada quince días, para tomarnos unas pizzas y unas cervecitas y charlar mucho, hasta que se nos caen los ojillos de sueño. Todavía no habíamos empezado después de las vacaciones: por aquí hace todavía un calor que ni les cuento, y yo tenía pensado retrasarlo hasta esta semana o la que viene, pero me llamó por teléfono el amigo Tomi, que lleva año y pico en Inglaterra empecinado en abrirse hueco en la enseñanza, y desde abajo, y fue una reunión de urgencia, donde nos reencontramos casi todos.
No hubo pizza, ni chino, sino pescao frito, que uno comprendía que el bueno de Tomi estaría lampando por recordar sabores (la memoria eidética, que le dicen). Y Paco se atrevió a descorchar una de esas botellas de whisky que coleccionaba y que ahora está suicidando una a una: ya sabía yo que en cuanto abriera la primera, la tentación de ir a por las demás iba a ser demasiado grande. Como tiene una colección de más de cien botellas, y las sigue racionando, todavía nos queda para rato.
Fue, como siempre, un ratito agradable (hasta las cuatro charlando), entre visionados rápidos a los dividíes de Star Wars, disquisiciones sobre sectas, racismos, políticas y demás. La nueva temporada del club queda, así, oficialmente inaugurada.
Tomi, hombre de Dios, no sabía yo que te echábamos tanto de menos. Suerte en la pérfida Albión. O, citando al gran Josele: "Vente paspaña, tío".
Comentarios (11)
Categorías: Aqui unos amigos