¿Son una especie aparte o soy una especie aparte? Joder, qué cruz. No hay verano sin chaparrón ni hortera sin transistor. Lo malo es que el transistor tiene ahora chorrocientos mil vatios de potencia y va incorporado al coche, y como las criaturitas se habrán gastado la pasta que les habrá quedado después de gastarse otra pasta en coserse el cuerpo de tatuajes (mira que los hay cutres), tienen que hacérselo saber al universo mundo.
Mal gusto, jolín ya. En los coches normalmente no (aunque a veces sí), pero en la música... Qué chunda-chundas más horribles, qué ganas de dejar en evidencia su falta de sensibilidad auricular (¿no hay un cursillo acelerado de sensibilidad musical para aprendices de metrosexual y/o polloperas?), qué afán por exhibir ruido y solo ruido...
Y digo yo, ¿no se pueden comprar un walkman esas criaturitas? ¿No pueden ponerle aire acondicionado al coche y así no tener que bajar las ventanillas?
Y, la pregunta clave: ¿cómo consiguen hablar por el móvil mientras les suena dentro del salpicadero una traca que hace estremecer las calles y las plazas, como el T-Rex de Spielberg?
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