Me encontré anoche con Oliva, bellezón moreno y ex-alumna que ahora estudia en los Madriles. Y me cuenta, y hay que creerla, que le pilló el follón de los trenes de la semana pasada: el suyo fue el primer AVE que no llegó a salir de la estación con destino a Sevilla, por la comprensible alerta.
Lo más chocante: después de estar dos horas y media sentada en el vagón, esperando sin saber muy bien qué pasaba, la voz por el sistema de megafonía: Señoras, señores, para hacer más agradable la espera, procedemos a emitirles la película... Hasta que la muerte nos separe.
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