Se llamaba Mecano hasta que a algún listillo se le ocurrió ponerle Metalling. Desde entonces, dejó de ser el juguete deseado por los niños de mi generación.
Luego han hecho lo mismo con el Mister Proper, que ahora se llama Don Limpio, aunque todo el mundo sigue llamándole en inglés (donde, por cierto, lo llaman Mister Clean). Ni me acuerdo ya de cuántas veces han cambiado de nombre las mismas pastas, o los mismos bancos, o hasta los mismos coches. A nivel de ser humano, recordemos el caso del bellísimo Manolo, que fue y será siempre Bibi Andersen y que ahora se quiere llamar Bibiana Fernández, o de Jenny LLada que antes se llamó Jenny O?Neil y supongo que, aun antes, Juana lo que sea.
Los de Danone ahora han cambiado de nombre a las natillas, que ahora son danettes, si mal no recuerdo. Y a los petit suisse de toda la vida ahora les ha dado también por ponerle un nombre feísimo, imposible de recordar, mientras hacen propaganda de un dinosaurio que no sé si estará destripado dentro.
Supongo que serán cosas de copyrights, o esas estrategias comerciales que uno no entiende, eso de reinventarse cada pocos años (como los políticos, para que vean que pese al tono jocoso de este artículo uno no se quita de la cabeza lo que está pasando). Que se pongan el nombre que quieran, para mí los petis suisses se llamarán siempre pitis, que es como los llamamos en casa.
Lástima que todo se les vaya en cambiar nombres y no en cambiar el diseño del vasito. Jolín, más de veinte años en el mercado y todavía no se han dado cuenta de que se queda todo el producto en las estrías.
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