O se estrogorcia el cacharro, que viene a ser lo mismo, pero en peor. Se preguntarán ustedes, si alguno tiene curiosidad, por qué hace un par de días que no cuelgo nada, con el saque que me he pillado en los últimos tiempos. Pues, aparte de dolores de espalda variados, traducción a todo meter de Ilión de Dan Simmons y desórdenes diversos, porque ayer precisamente, ayer noche, todo enrollado yo escribiendo un artículo donde ponía a bajar de un burro a la Liga de los Extraordinarios Caballeros segunda parte, y zas, cuando le doy aquí a la teclita de abajo, se me borra todo y pierdo el ratito que eché en, oh, anatema, poner verde al barbudo maestro.
Lo mismo me está bien empleado, no sé, pero no me quedaron ganas de repetir lo que dije en ese momento (aunque sé lo que dije y casi podría repetirlo letra a letra). Vamos, que cuando se va la luz, o se estrogorcia algún cacharro (y aquí los blogaleros sabemos de eso un rato), se le queda a uno cara de tonto chupando un pirulí y no le entran muchas ganas de decirse otra vez o desdecirse para siempre.
Lo mismo luego, o mañana, no sé, vuelvo a escribir mis impresiones sobre ese tebeo. Ahora no me apetece. Y ya tengo post de hoy.
Siempre y cuando, claro, pulse aquí la teclita de la izquierda y no se me vaya la traca a hacer puñetas...
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