Me dicen que ya están a la venta las entradas para El retorno del rey, cuando falta justo un mes para que caiga por fin el zapato. Como dicen también que mañana sale a la venta el dividí de la edición extendida de Las dos torres, intentaré dar una escapadita para matar dos pájaros de un tiro.
Escribo este comentario desde el más absoluto estupor. Verán ustedes, estaba curioseando por www.cinentradas.com a ver qué películas llegan a mi ciudad esta semana (perdido he ya la esperanza de ver la última del viejo Clint), y he entrado en la sección de próximos estrenos. Y, allí, en la pequeña reseña que se hace sobre la tercera peli del Señor de los Anillos.
Y me he quedado estupefacto. ¿Cómo puede confundirse de esta forma crítica y publicidad? ¿Cómo puede mezclarse de esta manera la suposición personal de un señor que ni siquiera firma con lo que puede que sea o no sea la película que veremos todos dentro de un mes?
¿Son tontos los de la página de marras y les gusta tirar piedras contra sus propios proyectores? ¿O mola mazo (Camilo dixit) poner verde un producto simplemente porque hay un señor por ahí que pretendía la literalidad absoluta de un libro inadaptable y, de paso, hacer apología de la lectura de ese mismo libro en cuestión?
De verdad, que de estreñidos literarios y/o cinematográficos empieza uno a estar harto. Cuánta razón tenía William Shatner cuando se encaró a los trekkies. Ojalá el señor Christopher Tolkien dejara de hacer cuentas e hiciera lo mismo y le dijera a esos que velan por la obra de su papuchi con integrismo celote aquello tan definitorio de "Get a life!".
O que lean otro libro.
Que hay más. Lo juro.
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