Vengo de recoger un paquetón de libros pedidos por este peligro privado que es internet. Luego me quejo de no llegar al día diez de cada mes, pero es que el vicio es el vicio, y el saber no ocupa lugar, o con eso me han timado desde chiquitito.
Acabo de recibir dos libros de Michael Connelly, de quien ya he hablado en esta misma bitácora hace unas semanas: Chasing the dime y la última entrega de las andanzas de Harry Bosch: Lost Light, donde veo con sorpresa que Connelly cambia de registro y, por lo que parece, Harry cuenta el libro en primera persona.
Me llegan también las dos últimas entregas de esos dos tebeos superrecomedables: Zits y Baby Blues. Y un libro que, seguro, tengo ya antes que Pedro Jorge: Seven seasons of Buffy, ensayos sobre la intrépida Cazadora a cargo de autores de ciencia ficción y fantasía.
Y todavía tengo que terminar de leerme A few minutes past midnight y To catch a spy, de Stuart Kaminsky, que ya tenía ganas de reencontrarme con Toby Peters, el detective de las estrellas del Hollywood clásico.
Y he empezado a reescribir mi novela...
Dios, ¿dónde se le da al botón de pausa para poder ganar un poquito más de tiempo?
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Categorías: Literatura